Cartas al director

Al director de un periódico sobre mi situación actual

Ya sé que esta carta no la va a publicar, que son sólo palos de ciego, pero es igual, me queda el recurso del pataleo, y pataleo porque quiero; y, por otra parte, a usted qué le puede importar, usted se gana honradamente la vida trabajando, porque es un ser útil que presta un servicio a la sociedad. Pero estamos o habemos (¿cómo decirle?) otros que no. Que no.Es cierto, es terriblemente, cierto: soy un trabajador que está en paro, que no cobró ni una peseta, que no puedo trabajar por serme materialmente imposible encontrar un puesto de trabajo por más que lo busco. Lo pienso fríamente y caigo ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ya sé que esta carta no la va a publicar, que son sólo palos de ciego, pero es igual, me queda el recurso del pataleo, y pataleo porque quiero; y, por otra parte, a usted qué le puede importar, usted se gana honradamente la vida trabajando, porque es un ser útil que presta un servicio a la sociedad. Pero estamos o habemos (¿cómo decirle?) otros que no. Que no.Es cierto, es terriblemente, cierto: soy un trabajador que está en paro, que no cobró ni una peseta, que no puedo trabajar por serme materialmente imposible encontrar un puesto de trabajo por más que lo busco. Lo pienso fríamente y caigo en la cuenta de cuál es mi situación y apenas me lo creo, me parece tan estúpida e irreal que parece que no fuera así. He, sencillamente, ido cayendo en ella, y ahora hasta casi me parece normal, como una pesadilla; me trasvisto esta situación (desgraciada, desgraciada) con razones de hecho-consumado-que-no-puede-ser-eterno, e incluso trato de quitarle importancia como si no fuera conmigo la cosa; y es que, claro, se puede vivir, y de hecho vivimos, pero ¡maldita peste! Tanta gente como hay por ahí con trabajo en demasía, con dinero de sobra y aún más, y yo aquí, cortado, coartado y de pobre por cuatro putas pesetas que me hacen falta y que no tengo... me cago mil veces en todos los que propician esto, y en tanta demagogia y verborrea, que si el paro por aquí, que si el paro por allá; y luego, hay una perfecta insolidaridad. Y que no me digan los listos de siempre que quien no trabaja es porque no quiere; han estructurado la sociedad de tal modo que apenas queda espacio para la iniciativa individual como no sea echarse al monte a cazar conejos a dentelladas o echarse a la vida a arrebatar a otros lo que hace falta para subsistir y al precio que sea.

Por otra parte, todos no somos tan inteligentes ni tenemos tanta capacidad de imaginación como ellos. Homo hominis lupus. El hombre es, sin duda, un lobo para el hombre. Y descubrir en propia carne esta certeza y realidad supone un bajón tan enorme en la credibilidad en el ser humano que deja reducidas poco menos que a nada las esperanzas que en otro tiempo se hubieran podido alentar al respecto. Estoy en paro. ¡Qué desgracial Y ya hasta la denuncia es un ejercicio vicioso de corroboración de hechos consumados. /

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En