La oferta de La Caixa para la compra de Banca Catalana ha sido la única recibida por el Fondo de Garantía de Depósitos

La oferta de compra del paquete mayoritario de Banca Catalana presentada el martes por la Caja de Pensiones (La Caixa) fue la única propuesta recibida por el Fondo de Garantía de Depósitos. Ninguna otra entidad bancaria o de ahorro concurrió al concurso restringido abierto por el Fondo para la venta del grupo bancario, según ha podido confirmar este diario. Las características de la oferta oficial realizada por La Caixa, sin embargo, podrían alargar el proceso concursal.Lo habitual en los concursos-subasta que el Fondo ha venido realizando para enajenar los bancos por él saneados ha sido la pr...

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La oferta de compra del paquete mayoritario de Banca Catalana presentada el martes por la Caja de Pensiones (La Caixa) fue la única propuesta recibida por el Fondo de Garantía de Depósitos. Ninguna otra entidad bancaria o de ahorro concurrió al concurso restringido abierto por el Fondo para la venta del grupo bancario, según ha podido confirmar este diario. Las características de la oferta oficial realizada por La Caixa, sin embargo, podrían alargar el proceso concursal.Lo habitual en los concursos-subasta que el Fondo ha venido realizando para enajenar los bancos por él saneados ha sido la presencia de varios licitadores, quienes, por regla general, se atenían al pliego de condiciones de venta establecido por el Fondo. Así, las diversas ofertas presentadas igualaban o mejoraban esas condiciones, adjudicándose finalmente el banco en liza al mejor postor, con independencia de las preferencias de la autoridad monetaria. En el caso de Banca Catalana, la oferta de La Caixa, acompañada de un detallado informe, no llegaba a igualar las condiciones de licitación.

Este hecho podría provocar la petición de aclaraciones sobre las características del concurso por parte de alguna entidad bancaria de aquéllas a las que le fue ofrecida la posibilidad de participar en el concurso y que, a la vista de las estipulaciones de la venta, optó por desistir, pero que podría estar interesada si se dieran unas condiciones más favorables, como las que solicita la caja.

Nuevo plazo

Si este caso llegara a darse, el Fondo debería proceder a abrir un nuevo plazo del concurso, también restringido entre aquellas entidades a las que considera capaces de absorber un grupo del volumen de Catalana, fundamentalmente la gran banca. Existen precedentes de actuaciones del género en casos no idénticos, pero análogos, como lo fue la puja del Hispano Americano y del Bilbao por Bankunión, para el que se abrió un segundo plazo, en razón de la necesidad de cuantificar las ofertas existentes y homologarlas adecuadamente.En el caso de que no se presente ninguna petición de aclaraciones, lo más probable es la adjudicación a La Caixa en la reunión de la comisión gestora del Fondo de Garantía prevista para el 10 de mayo. Cabe, sin embargo, la posibilidad de que el secretario general del Fondo, Juan Antonio Ruiz de Alda, encargado por la gestora para que estudie ampliamente la oferta de la entidad de ahorro, dictamine que dicha oferta se separa excesivamente del pliego del concurso y, en consecuencia, éste se declare desierto. En ese caso, lo previsible es que el Fondo procediera a abrir un nuevo concurso, rebajando sus condiciones o aceptando a trámite cualquier tipo de oferta.

También existe, sobre el papel, el derecho del Estado a subrogarse en la posición de La Caixa, si finalmente el Fondo decide adjudicarle su paquete de control en Banca Catalana. Pero no es ésta la actitud de principio del ministro de Economía, Miguel Boyer, quien prefiere resolver pragmáticamente esta cuestión, incluso sacrificando parte del programa electoral socialista. La eventual adjudicación del grupo Catalana a La Caixa exige dar marcha atrás en una decisión del Consejo Ejecutivo del Banco de España según la cual las cajas no pueden ostentar más del 10% del capital de entidades bancarias; congelar el programa del PSOE sobre el ahorro, que descartaba explícitamente cualquier tipo de participación de cajas en bancos, y, posiblemente, poner en cuestión otros aspectos del mismo, como la exigencia de territorialidad de las cajas o la remodelación de sus consejos de administración en un sentido más democrático.

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