Cartas al director

Las atenciones del Rey

De nuestro estimado Rey muchísimo hemos de aprender los españoles y no me refiero precisamente a las virtudes militares o de gobierno que naturalmente escapan a la condición de civiles que somos la mayoría. Me refiero a virtudes morales, de educación, de sensibilidad, de humanidad y de civismo. De ello puedo dar fe yo, un pobre marginado, que pese a mi penuria de toda índole, soy, o me considero, un hijo bien nacido y por tanto no refractario a las atenciones recibidas por el Rey o por cualquier simple ciudadano. Pocas han sido las cartas que personalmente he dirigido a Su Majestad, pocas, dig...

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De nuestro estimado Rey muchísimo hemos de aprender los españoles y no me refiero precisamente a las virtudes militares o de gobierno que naturalmente escapan a la condición de civiles que somos la mayoría. Me refiero a virtudes morales, de educación, de sensibilidad, de humanidad y de civismo. De ello puedo dar fe yo, un pobre marginado, que pese a mi penuria de toda índole, soy, o me considero, un hijo bien nacido y por tanto no refractario a las atenciones recibidas por el Rey o por cualquier simple ciudadano. Pocas han sido las cartas que personalmente he dirigido a Su Majestad, pocas, digo, porque pese a ser muchas mis necesidades reales, no es precisamente nuestro estimado Rey quien tiene la obligación de solventármelas. Con todo, siempre he recibido contestación de él por medio, claro está, del jefe de la Casa Real, el marqués de Mondéjar.No sucede desgraciadamente así con el presidente de la Generalitat, como tampoco sucede al escribir a unos simples funcionarios del Departamento de Trabajo, quienes jamás me han contestado y siempre me han dado la callada por respuesta. Es triste y vergonzoso, a la vez, constatar la falta de delicadeza de unos oscuros oficinistas cuya primera y principal obligación es la de atender a su trabajo como es el dar soluciones, o al menos contestación, a unas cartas remitidas por otro funcionario que en definitiva son el mejor exponente de que vive preocupado por su trabajo. Los de la Generalitat me tildan de pesado por escribir; por el contrario, ellos no se dignan contestar a mis cartas. Dicen que las mías se acumulan y Pasa a la página 12

Las atenciones del Rey

Gerona.

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