Continúan los esfuerzos para resolver la crisis monetaria

El conflicto franco-alemán pudo aflorar por un despiste

Durante unos minutos, el viernes pasado, en el mercado de Londres, el marco alemán y el franco francés se salieron, el uno por arriba y el otro por abajo, de su zona de fluctuación máxima en el Sistema Monetario Europeo (SME).El breve acontecimiento pudo deberse al despiste momentáneo de los bancos centrales implicados. Pero fue la gota que hizo desborciar un vaso que se había ido llenando en las últimas semanas, planteando claramente la necesidad de un reajuste monetario en el seno del SME.

La crisis venía gestándose, pero fue contenida por la Banque de France y el Bundesbank, ante la ...

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Durante unos minutos, el viernes pasado, en el mercado de Londres, el marco alemán y el franco francés se salieron, el uno por arriba y el otro por abajo, de su zona de fluctuación máxima en el Sistema Monetario Europeo (SME).El breve acontecimiento pudo deberse al despiste momentáneo de los bancos centrales implicados. Pero fue la gota que hizo desborciar un vaso que se había ido llenando en las últimas semanas, planteando claramente la necesidad de un reajuste monetario en el seno del SME.

La crisis venía gestándose, pero fue contenida por la Banque de France y el Bundesbank, ante la imposibilidad de un reajuste monetario antes de la celebración, el 6 de marzo, de las elecciones generales en la RFA y de las municipales en Francia, cuya segunda vuelta se celebró una semana después.

Con los resultados, el marco comenzó a subir y el franco a bajar, mientras las autoridades francesas mantenían que Bonn debía revaluar unilateralmente. En esta última semana caliente, Francia gastó el equivalente a 450.000 millones de pesetas para defender su moneda.

El viernes, el Bundesbank intervino en los mercados de divisas para impedir la subida del marco y la bajada del franco, con más de 2.000 millones de pesetas en un solo día.

Reajustes periódicos

De tiempo en tiempo, el SME ha de reajustarse por fuerza, dada la diferente salud de las economías nacionales de los Estados miembros.

Si la inflación es de un 4% en la RFA y de un 10% en Francia; si la balanza comercial alemana es de c aro superávit, y muy especialmente de cara a Francia, y si además se prevé un relance económico en la RFA mayor que en los países vecinos, la depreciación del franco respecto al marco es inevitable.

En las últimas semanas, y muy especialmente en los últimos días, el teléfono y el télex no dejaron de funcionar entre París y Bonn, en una auténtica lucha monetaria y política entre dos Gobiernos.

Francia, que ha vivido tres devaluaciones desde la llegada al poder de los socialistas, no quería ahora devaluar otra vez, y ha pedido una revaluación unilateral del marco. La RFA se negaba a dar este paso solitario y, en cualquier caso, solicitaba contrapartidas y garantías para pagar la factura francesa.

Elasticidad monetaria

El SME tiene un cierto grado de elasticidad, pero ésta alcanzó su límite. La bajada de los tipos de interés en la RFA y en los Países Bajos y su subida en Bélgica sólo bastaron para torear la crisis durante unos días.

Los otros países -con Bélgica, Luxemburgo y Dinamarca a la cabeza- se sentían víctimas de las tensiones que había provocado el eje París-Bonn. El franco francés y el marco alemán se llevan juntos un 53% del índice de ponderación de la ECU (unidad europea de cuenta), que sirve de pivote para el resto de las divisas del SME.

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