Firmeza ante el inglés

Todo indica que las gestiones de nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, en Londres sobre Gibraltar han encontrado una dura réplica en la primera ministra británica, Margaret Thatcher.Gibraltar es todavía un conflicto de solución lejana e ignota, pese a la buena voluntad demostrada por el Gobierno español. Parece muy claro que el corazón de los ingleses, ni por supuesto el de su pétrea dirigente, van a ablandarse para reconocer un derecho histórico. Antes de que el orgullo inglés se desinfle habrá tiempo de que se acabe el mundo.

Pues ya que las buenas razones del Gobier...

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Todo indica que las gestiones de nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, en Londres sobre Gibraltar han encontrado una dura réplica en la primera ministra británica, Margaret Thatcher.Gibraltar es todavía un conflicto de solución lejana e ignota, pese a la buena voluntad demostrada por el Gobierno español. Parece muy claro que el corazón de los ingleses, ni por supuesto el de su pétrea dirigente, van a ablandarse para reconocer un derecho histórico. Antes de que el orgullo inglés se desinfle habrá tiempo de que se acabe el mundo.

Pues ya que las buenas razones del Gobierno socialista no hansido entendidas por la mayoría consoprvadora que manda en el Reino Unido -cunosamente tampoco han contentado a la derecha española-, una estrategia de firmeza se hace inevitable.

No se trata de volver a cerrar la verja de Gibraltar, pues eso sería, como alguien ha dicho, dar un puntapié al Reino Unido en el trasero de los gibraltareños, sino de no ceder a los nuevos derechos exigidos por los británicos.

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El Daily Telegraph comparaba ayer Gibraltar con las Malvinas, quie es algo que debe estar muy fresco en la mente de la Thatcher.Partiendo de esa deformación espectacular, España está obligada a demostrar una firmeza en la negociación y en la reacción que deje pequeño el tradicional complejo de superioridad de los ingleses y lleve a una solución negociada, y sobre todo pronta, del conflicto. Lo que está por ver es si este Gobierno puede y sabe plantar cara al inglés, como los intereses nacionales lo demanden.

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