"Estamos muy malamente en Centroamérica"

Cumplió ayer veinticuatro años. Jorge Alberto González, Mágico, lleva desde los siete años dándole al balón. Llegó a España con la selección de su país, El Salvador, para disputar la fase final del Campeonato Mundial de Fútbol y se quedó para jugar en un equipo de la Segunda División española, el Cádiz. En España vio por primera vez a un guerrillero salvadoreño por televisión, pero sabe que en Centroamérica "estamos muy malamente".

En su apartamento de Cádiz, frente al mar, se ha sentido muchas veces solo desde su llegada, aunque ha encontrado a personas que le animan en estas circunsta...

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Cumplió ayer veinticuatro años. Jorge Alberto González, Mágico, lleva desde los siete años dándole al balón. Llegó a España con la selección de su país, El Salvador, para disputar la fase final del Campeonato Mundial de Fútbol y se quedó para jugar en un equipo de la Segunda División española, el Cádiz. En España vio por primera vez a un guerrillero salvadoreño por televisión, pero sabe que en Centroamérica "estamos muy malamente".

En su apartamento de Cádiz, frente al mar, se ha sentido muchas veces solo desde su llegada, aunque ha encontrado a personas que le animan en estas circunstancias. Es un hombre tímido y amante de la música. El prefiere que lo llamen Jorge y nunca ha sabido quién le puso el apelativo de Mágico, "aunque en mi país me llamaban Mago". En el último Mundial causó sensación por su rapidez en el regate y por su habilidad. El jugador González es modesto cuando habla de sus cualidades futbolísticas, piensa que lo más importante es entrenarse a fondo, prepararse a conciencia, física y técnicamente, yo le doy bien al balón con la pierna derecha; la otra me sirve para subir al autobús, como se suele decir".Al finalizar el pasado Mundial aceptó jugar en la Segunda División española, fichó por el Cádiz, y en este equipo comenzó su adaptación al fútbol español. Durante la primera ronda de la Liga, González fue objeto de críticas por parte de los aficionados gaditanos y de presiones de su club. Había malestar porque se consideraba que el jugador no rendía lo suficiente. "Si se me criticó fue porque no me había adaptado, tardé cinco meses en hacerlo, y actualmente ya me voy acoplando tanto a la disciplina de los entrenamientos, como al horario de la vida española".

Hoy, con diez goles, es el máximo transformador de su equipo en el presente campeonato, y uno de los mejores artilleros en esta división, aunque sólo ha jugado completos trece partidos de la Liga, de los 26 disputados, además de participar en otros cinco.

En El Salvador, como en todos los países de Centroamérica, el fútbol es semiprofesional. "Allí sólo se entrena fuerte los lunes, martes y miércoles... Aquí se. trabaja de una manera más. fuerte y continua, más. profesional". "Me gusta divertirme jugando", y González prefiere rotar en su demarcación, moverse continuamente ante la defensa contraria.

"La ilusión de todo jugador de fútbol es la de superarse; ¡claro que me agradaría fichar por un equipo de campanillas!". Tímidamente y con su hablar entrecortado reconoce que el fútbol que practica brillaría más en la división de honor, Desea quedarse en España como profesional y también confiesa que en su país había llegado al techo de sus posibilidades deportivas. Ahora milita en un club con claras posibilidades de ascenso, si es que el Cádiz continúa con esa racha de aciertos que mantiene desde que se inició la segunda vuelta del campeonato.

El Salvador, un 'paisito' "El Salvador es un paisito que tiene muchas cosas bonitas, mucho que ver, y lo estamos echando a perder nosotros mismos", manifiesta González al evocar las trágicas circunstancias políticas por las que atraviesa su país natal en los últimos tiempos. Desde España, nostalgicamente, es consciente del drama que vive su pueblo.

Políticamente no se inclina ni por el gobierno de su país ni por las fuerzas guerrilleras, aunque comprende las enormes injusticias sociales que viven la mayor parte de sus compatriotas. "De verdad, estamos muy malamente en Centroamérica". Ha sido necesario que residiera en España para que viese con claridad la situación de su país. En El Salvador no podía disponer de información fidedigna sobre lo que es taba ocurriendo en su país, así que, merced a la información facilitada por los medios de comunicación españoles, es ahora cuando el ciudadano González ha podido saber lo que ocurre en su tierra de origen. "He visto por primera vez en mi vida a un guerrillero salvadoreño en la televisión española, allí no los ví".

Un luego maravilloso

Mágico González vive actualmente por y para el fútbol. Para él se trata de un juego maravilloso que algunas personas rechazan sin comprenderlo a fondo. Las presiones de todo tipo, la desmoralización del propio jugador, o "como cuando te sentís estupendamente bien"... Todo esto forma parte de este juego, en el que para hay que imponerse y superarse.

En el Cádiz se vislumbran las elecciones para una nueva directiva. El equipo tiene opción sobre el mundialista salvadoreño hasta el próximo 30 de junio, y los actuales directivos quieren atar bien los cabos para que González siga perteneciendo al club, y también se quiere ganar tiempo por aquello de las divisas. El club ha solicitado del Ministerio de Hacienda, Economía y Comercio la correspondiente autorización para el cambio de divisas, unos 130.000 dólares, con el fin de conseguir todos los derechos sobre este jugador.

Si la próxima directiva decide prescindir del jugador bastará con confirmar a Hacienda que ya no interesan las divisas, y el club retendrá a González hasta finales de junio sin soltar dinero. Estas también son las cosas del fútbol. Aún así, Jorge Alberto González prefiere ser un idealista de este deporte, jugar más que ganar dinero. "En el fútbol juega la fuerza, la inteligencia y la picardía sana del jugador", afirma, y añade: "El fútbol centroamericano se practica con poca fuerza, mucha habilidad, y punto". Luego se despide con un cordial apretón de manos, "¡hasta pronto, pá!.

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