Tribuna:

Los minusválidos y el PSOE

Ha pasado ya tiempo -aunque poco- desde aquella noche en la que nuestros anhelos, conseguidos después de tantas vicisitudes, escollos y tragedias, ponían lágrimas de felicidad en nuestros ojos como muestra de una alegría que supimos contener para comportarnos con prudencia. Esa prudencia que a juicio de muchos debía y debe guiar nuestras actuaciones en el futuro.Por supuesto, el hecho de que yo tenga un carné del PSOE y lleve una insignia con el puño y la rosa me podría catalogar de oportunista, pero mi deseo no es éste, sino que lo que voy a escribir a continuación, señor presidente, está esc...

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Ha pasado ya tiempo -aunque poco- desde aquella noche en la que nuestros anhelos, conseguidos después de tantas vicisitudes, escollos y tragedias, ponían lágrimas de felicidad en nuestros ojos como muestra de una alegría que supimos contener para comportarnos con prudencia. Esa prudencia que a juicio de muchos debía y debe guiar nuestras actuaciones en el futuro.Por supuesto, el hecho de que yo tenga un carné del PSOE y lleve una insignia con el puño y la rosa me podría catalogar de oportunista, pero mi deseo no es éste, sino que lo que voy a escribir a continuación, señor presidente, está escrito por un socialista que quiere contribuir a que vuestra gestión sea la realidad de la esperanza de diez millones de personas -e incluso algunos más, aunque no lo confiesen- que con nuestro voto tuvimos fe en el cambio.

Como minusválido que lleva bastantes años luchando por nuestra integración -y que, por otra parte, he visto en el programa del PSOE una elaboración que implica un compromiso de llevar a cabo una integración del minusválido, sin mendicidades ni limosnas, sino como el derecho que tiene toda persona a funcionar y a ser reconocido dentro de la sociedad en que habita; programa que, por otra parte, he tenido la satisfacción y el honor de explicar a algunos de mis compañeros minusválidos en algún que otro acto del partido en la campaña electoral para pedir su voto, cosa que creo han hecho-, me siento preocupado no solamente por mí, sino por ese aproximadamente millón y medio de minusválidos que -unidos a sus familiares- creo es el colectivo que va en segundo lugar en importancia, detrás de los dos millones de parados, de nuestro país. Y digo me preocupa puesto que la resolución de estos problemas implica, entre otras cosas, una reforma administrativa; reforma que, a mi juicio, debe empezar porque funcionen -y es una palabra- los dos estamentos que hasta ahora a nivel nacional han llevado el peso de la organización encargada de solucionar los problemas del minusválido, y que hasta ahora sólo han contribuido a cubrir unos puestos de trabajo con gente que en su mayoría no tiene ni idea de lo que es, de lo que piensa, de lo que siente, de lo que necesita... un minusválido.

Si escribo hoy estas líneas, dirigidas precisamente a ti, presidente, es porque las veces que te he oído hablar y te he visto en televisión, aparte de tu manera de actuar dentro del partido, he creído y creo que eres la persona que, con tu capacidad y honradez, debe empezar ya a poner en marcha el programa que hemos elaborado entre todos para que los minusválidos dejemos de ser ciudadanos de cuarta categoría, que solamente alcanzamos la primera durante los veintiún días que dura la campaña electoral.

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Es evidente que tus preocupaciones a nivel general son enormes y deben ser otras personas las que de manera directa deben encargarse de este tema; pero es en la elección de esas personas donde debes tener el acierto de no mirar tanto curriculum vitae académico o científico, sino el valor personal, donde -además de unos conocimientos- existan unos sentimientos de identificación con nuestra problemática.

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Los minusválidos y el PSOE

es maestro de EGB afectado de parálisis cerebral.

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