División de opiniones en la RFA por el fallo del Tribunal Constitucional
El fallo del Tribunal Constitucional, que admitió la legalidad de la disolución del Parlamento federal (Bundestag) y la convocatoria de nuevas elecciones, ha sido acogido con división de opiniones en la República Federal de Alemania: satisfacción en los políticos y recelo crítico en los especialistas en Derecho político.Al respiro de alivio de los políticos -sobre todo del Gobierno y del presidente federal- siguieron los comentarios críticos de los es- pecialistas. El fallo del Tribunal Constitucional ha ampliado el margen de actuación del canciller federal y del presidente hasta un ...
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El fallo del Tribunal Constitucional, que admitió la legalidad de la disolución del Parlamento federal (Bundestag) y la convocatoria de nuevas elecciones, ha sido acogido con división de opiniones en la República Federal de Alemania: satisfacción en los políticos y recelo crítico en los especialistas en Derecho político.Al respiro de alivio de los políticos -sobre todo del Gobierno y del presidente federal- siguieron los comentarios críticos de los es- pecialistas. El fallo del Tribunal Constitucional ha ampliado el margen de actuación del canciller federal y del presidente hasta un punto que difícilmente habrían aceptado los padres de la Constitución.
El mismo presidente del Tribunal Constitucional, Ernst Benda, que no formaba parte de la sala encargada de fallar sobre la demanda de inconstitucionalidad, reconoció en la televisión que lo que se les vino encima a los jueces no era un coche en marcha, "sino un auténtico ómnibus'.
Benda dice que es prematuro opinar sobre la sentencia, "que puede tener algunas minas ocultas que no se aprecian a simple Vista", pero reconoce que la posición del canciller y presidente federal ha salido fortalecida.
Los comentarios más negativos contra la sentencia proceden de los diputados que habían presentado la demanda. Uno de ellos, el liberal Hans Heinrich Schmidt, declaró que la sentencia introduce elementos plebiscitarios en la Constitución y que abre el camino hacia otra república, e incluso afirma que "la posibilidad de un desarrollo hacia una situación como la de la República de Weimar ya no se puede parar".
La mala conciencia entre los dirigentes políticos se deja entrever en las declaraciones que insinúan la posibilidad de que el futuro Par lamento federal apruebe una reforma constitucional que permita al Parlamento su autodisolución con una mayoría cualificada de, dos tercios.