Antonio Garrido, un policía polémico que se propone defender la democracia

El nuevo jefe superior de Policía de Madrid, Antonio Garrido, que pasó sus últimos tres años en el País Vasco como comisario en Vitoria y, posteriormente, como jefe superior en Pamplona, ha sufrido una fuerte desilusión. La USP ha criticado duramente su nombramiento, y una revista de información general le calificaba recientemente de "delator" y "cazarrojos", por haber trabajado en la década de los sesenta en la Brigada de Investigación Social, donde, al parecer, se infiltró en organizaciones de izquierda, en aquellos momentos ilegalizadas por la dictadura. A pesar de ello, Garrido, de 41 años...

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El nuevo jefe superior de Policía de Madrid, Antonio Garrido, que pasó sus últimos tres años en el País Vasco como comisario en Vitoria y, posteriormente, como jefe superior en Pamplona, ha sufrido una fuerte desilusión. La USP ha criticado duramente su nombramiento, y una revista de información general le calificaba recientemente de "delator" y "cazarrojos", por haber trabajado en la década de los sesenta en la Brigada de Investigación Social, donde, al parecer, se infiltró en organizaciones de izquierda, en aquellos momentos ilegalizadas por la dictadura. A pesar de ello, Garrido, de 41 años, abogado, goza de la confianza del Ministerio del Interior y se autocalifica como un "profesional" que ha defendido "la transición con UCD y ahora la democracia con el PSOE".

Antonio Garrido procede de una familia humilde de Asturias. Su padre era guardia civil y él mismo, posiblemente por la influencia paterna, ingresó en este cuerpo. Se graduó en Derecho en la Universidad de Oviedo e ingresó en la policía en 1964."Yo he salido adelante por mis propios medios, porque mi familia no tenía mucho dinero". Según fuentes policiales solventes, Garrido comenzó su carrera trabajando en la Brigada de Investigación Social de Asturias y, según publicaba recientemente una revista de información general contra la que Garrido ha presentado querella, se infiltró en los órganos dirigentes de UGT y trató de hacer lo mismo en el seno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

El nuevo responsable de la policía de Madrid está seriamente afectado por el artículo aparecido en la mencionada revista, donde se le llega a calificar de "cazarrojos" y "delator", y por la campaña que ha orquestado contra su nombramiento la USP. Este duro ataque que ha recibido nada más tomar posesión de su cargo le ha dolido y no lo puede ocultar. Y más aún cuando Garrido comenzó su trabajo en la Jefatura de Madrid convocando una conferencia de Prensa para presentarse a los periodistas, con quienes pretende estar en contacto.

Ahora no quiere comentar lo publicado. Cree que hablar de ello en la Prensa podría interpretarse como un salir al paso, y pretende que los jueces decidan sobre la querella que ha presentado. "No quiero ocultar nada y yo explicaré esto más adelante, porque creo que ahora no es el momento más adecuado; yo estoy orgulloso de mi trabajo profesional", dice Garrido, quien añade que "la prueba de ello es que he defendido como policía la transición y ahora la democracia".

El nuevo jefe superior de Madrid obtuvo el número uno de la oposición a la escala de mando en la 42ª promoción de comisarios, días antes de ser nombrado comisario jefe de Vitoria, en julio de 1980. En marzo de 1981 fue creada la Jefatura Superior de Pamplona, y un mes después Garrido era nombrado jefe superior de Policía de esta región, donde ha estado hasta su llegada a Madrid.

El nuevo responsable de la policía madrileña es partidario de las redadas "cuando existen claros indicios de que van a ser eficaces" y reconoce que es necesaria la nueva ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Está a favor de la sindicación de la Policía Nacional, actualmente prohibida, y se planteó como retos al llegar a Madrid potenciar las comisarías de distrito, dotar de medios técnicos al cuerpo y acabar con la idea de los malos tratos.

El gran reto de Antonio Garrido es demostrar ahora sus aptitudes profesionales como jefe superior de Madrid con el Gobierno socialista. Ha empezado por cambiar la imagen de la policía. Recientemente envió una circular a todas las comisarías de Madrid, donde recuerda a los funcionarios que tengan algún contacto con el público que están obligados a vestir americana y corbata, "norma que en los últimos años había caído en desuso". No obstante, puntualizó que cuando los funcionarios necesitaran por razones de trabajo vestir otras prendas, "podrían, naturalmente, llevar el atuendo que sea más adecuado".

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