Cartas al director

El Defensor del Pueblo

Pese al respeto que me merece la persona designada para este cargo no tengo más remedio, como ciudadano de a pie, que exclamar: ¡qué error, qué inmenso error! El señor Ruiz-Giménez se presentó a las primeras elecciones democráticas y el pueblo le dio un rotundo ¡no!; más tarde, en un Congreso igualmente democrático, se le volvió a decir no. No creo equivocarme si afirmo que los diez millones de votos qué obtuvo el PSOE en los últimos comicios en absoluto fueron pensando en el cambio que pudiera traer el señor Ruiz-Giménez. Resumiendo, se cuela por la puerta falsa a la representación popular, a...

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Pese al respeto que me merece la persona designada para este cargo no tengo más remedio, como ciudadano de a pie, que exclamar: ¡qué error, qué inmenso error! El señor Ruiz-Giménez se presentó a las primeras elecciones democráticas y el pueblo le dio un rotundo ¡no!; más tarde, en un Congreso igualmente democrático, se le volvió a decir no. No creo equivocarme si afirmo que los diez millones de votos qué obtuvo el PSOE en los últimos comicios en absoluto fueron pensando en el cambio que pudiera traer el señor Ruiz-Giménez. Resumiendo, se cuela por la puerta falsa a la representación popular, aprovechándose de unos votos que no son suyos, y esto no me parece, como mínimo, ético, ni por parte del PSOE ni del señor Ruiz-Giménez.Quiero añadir, como socio del Ateneo, que si el pueblo español ha de ser defendido por el señor Ruiz Giménez de la misma manera que lo fuimos los ateneístas, en una ocasión en que algunos socios confiaron en él para democratizar su funcionamiento, arreglado está el pueblo español; aquello fue un desastre, que algo debió tener que ver con el cargo más apetitoso que ahora parece dispuesto a ejercer.

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