Kreisky, ejemplo de la socialdemocracia europea

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Bruno Kreisky, jefe del Gobierno austriaco desde 1970 y presidente del Partido Socialista de aquel país (SPOE), es el artífice de la estabilidad económica y las transformaciones sociales que ha vivido Austria en los últimos doce años que llevan en el poder los socialistas, partido que cuenta con unos 700.000 afiliados aproximadamente y 95 escaños en el Parlamento.A punto de cumplir los 72 años, el viejo Bruno personifica la integridad moral y la continuidad al frente de la nación. Las opiniones del canciller Bruno Kreisky, a quien le gusta manifestarse sobre casi todo, dan lugar a encon...

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Bruno Kreisky, jefe del Gobierno austriaco desde 1970 y presidente del Partido Socialista de aquel país (SPOE), es el artífice de la estabilidad económica y las transformaciones sociales que ha vivido Austria en los últimos doce años que llevan en el poder los socialistas, partido que cuenta con unos 700.000 afiliados aproximadamente y 95 escaños en el Parlamento.A punto de cumplir los 72 años, el viejo Bruno personifica la integridad moral y la continuidad al frente de la nación. Las opiniones del canciller Bruno Kreisky, a quien le gusta manifestarse sobre casi todo, dan lugar a enconadas polémicas en ocasiones, pero los autriacos le quieren y le respetan. Cada día de 8 a 8.30 horas el jefe del Gobierno contesta personalmente a las preguntas telefónicas de los ciudadanos, desde la mesa de desayuno de su casa.

Más información

La gestión del Gobierno socialdemócrata en los últimos doce años ha hecho que Austria se tome como ejemplo y modelo entre otros partidos de la Internacional Socialista, en un contexto internacional de inestabilidad económica y desempleo. Dos son los principales motivos de orgullo en el haber de los socialistas austriacos: tener uno de los porcentajes de desempleo mas bajos del mundo, calculado en un 3,6% en el último año, y una inflación situada entre un 5,5 y un 6,5%, inferior a la de la mayoría de los países industrializados.

Uno de los pilares básicos de la estabilidad austríaca es el consenso social -la Sozial Partnerschaft- entre empresarios y sindicatos. Este consenso, que regula precios y salarios, ha convertido a Austria en un país donde el tiempo de huelga anual por habitante era de tres minutos en 1980. En la esfera internacional, la neutralidad de Austria y las opiniones mantenidas sobre distintos conflictos por Kreisky, antiguo ministro de Relaciones Exteriores, no goza de la comprensión de todos sus compatriotas, pero ha dado prestigio y respeto a su país en los foros internacionales.

Bruno Kreisky practica una política independiente de los bloques, ha condenado enérgicamente la intervención soviética en Afganistan, ha criticado las sanciones económicas de Estados Unidos contra Polonia y el Este y judio como es, ha arremetido con dureza contra la política del Gobierno israelí de Beguin. La pasada semana, Kreisky se reunió en Palma de Mallorca con Yassir Arafat, dirigente de la OLP, organización que Austria fue de los primeros países en reconocer.

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