GENTE

Cesáreo Rodríguez,

canónigo de la catedral de Oviedo, se murió hace unos años privado de la enorme alegría de saber que Franco había sido proclamado rey en Ouviaño, un pequeño pueblo situado en la provincia de Lugo, casi en el límite con el concejo asturiano de San Antolín de Ibias, informa José Manuel Vaquero. Una placa, en la que aparecen grabados el yugo y las flechas, contiene aún la inscripción que recuerda el solemne acto de inauguración de una fuente "reinando Francisco Franco y siendo alcalde D. José María López". La fuente de Ouviaño fue inaugurada el 25 de mayo de 1953, once años antes de que Cesáreo R...

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canónigo de la catedral de Oviedo, se murió hace unos años privado de la enorme alegría de saber que Franco había sido proclamado rey en Ouviaño, un pequeño pueblo situado en la provincia de Lugo, casi en el límite con el concejo asturiano de San Antolín de Ibias, informa José Manuel Vaquero. Una placa, en la que aparecen grabados el yugo y las flechas, contiene aún la inscripción que recuerda el solemne acto de inauguración de una fuente "reinando Francisco Franco y siendo alcalde D. José María López". La fuente de Ouviaño fue inaugurada el 25 de mayo de 1953, once años antes de que Cesáreo Rodríguez publicara un libro, hoy muy difícil de encontrar, en el que exponía las dieciséis razones por las que Franco debería ser proclamado rey de España. Una de las razones, la dieciséis, era evidentemente chovinista, pues hacía referencia a las excelsas virtudes de la esposa del anterior jefe del Estado, Carmen Polo, natural de Oviedo, ciudad que, según decía el canónigo, dio ya otra mujer a un caudillo ilustre: doña Jimena al Cid Campeador.

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