El nuevo Gobierno

Un técnico en Hacienda pública

"Tengo la sensación de formar parte de un Gobierno que va a hacer historia, como afirma mi amigo el historiador Angel Viñas". Enrique Barón, 38 años, ha sido diputado socialista y portavoz del PSOE para temas económicos, de Hacienda pública y presupuestos del Congreso desde las primeras elecciones democráticas de 1977 hasta la disolución de las Cámaras por Leopoldo Calvo Sotelo. El nuevo ministro de Transportes está casado y tiene tres hijas.Enrique Barón, un madrileño que presume de hablar catalán -además de alemán, inglés, francés, portugués e italiano- y sabe distinguir las setas comestible...

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"Tengo la sensación de formar parte de un Gobierno que va a hacer historia, como afirma mi amigo el historiador Angel Viñas". Enrique Barón, 38 años, ha sido diputado socialista y portavoz del PSOE para temas económicos, de Hacienda pública y presupuestos del Congreso desde las primeras elecciones democráticas de 1977 hasta la disolución de las Cámaras por Leopoldo Calvo Sotelo. El nuevo ministro de Transportes está casado y tiene tres hijas.Enrique Barón, un madrileño que presume de hablar catalán -además de alemán, inglés, francés, portugués e italiano- y sabe distinguir las setas comestibles de las venenosas ("conocimiento que me ha ayudado mucho a desenvolverme, tanto en la vida privada como en la pública"), procede de una familia numerosa de ocho hermanos. Estudió en el colegio Calasancio de las Escuelas Pías el bachillerato y se licenció en Derecho y en Administración de Empresas en el ICADE. Posteriormente se diplomó en Economía y Administración de Empresas por la Alta Escuela Francesa de ESSEC.

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Como muchos otros hombres de su generación, se inició en política en los años sesenta, integrándose en la Federación Universitaria. Democrática Española (FUDE), desde donde participó en las luchas estudiantiles contra la dictadura, en el período de efervescencia que siguió a la huelga de los mineros asturianos de 1962. En 19154 se integró en el entonces sindicato ilegal Unión Sindical Obrera (USO), de donde procede su amistad con José María Zufiaur (hoy, uno de los principales dirigentes de UGT), y con Agapito Ramos, en la actualidad letrado de UGT, y en aquellos años, compañero de Barón en un despacho de asesoramiento jurídico y económico que ambos instalaron.

En esta época conoció a Felipe González, quien encargó al despacho de Barón y Ramos la tramitación ante el Supremo de asuntos de su bufete sevillano. Fueron relaciones profesionales, puesto que mientras Felipe González protagonizó con andaluces y vascos la renovación del PSOE de Llopis, Enrique Barón militó primero en Convergencia Socialista, y posteriormente, en la Federación de Partidos Socialistas. La muerte de Franco y la inmediata disputa entre ambas formaciones de un espacio político socialista en España alejó a ambos políticos. Más tarde, unos meses antes de las elecciones, Enrique Barón negoció con éxito la integración de su formación política en el PSOE, pero todavía hoy algunos militantes socialistas le recuerdan a Barón sus críticas declaraciones públicas contra su actual partido. Cinco o seis detenciones, un procesamiento por el Tribunal de Orden Público y su participación como defensor en el famoso proceso 1.001 completan su pasado antifranquista.

En Cuadernos para el Diálogo coincidió con muchos de los políticos de hoy -Peces-Barba, Oscar Alzaga, Ruiz-Giménez-, y en la cátedra de Velarde se formó como economista con Santiago Roldán, Juan Muñoz y otros.

En sus ratos de ocio le gusta escuchar jazz o música barroca, se declara un pintor frustrado y tiene apuntes para escribir algún día novelas de ficción científica ("envidio a José Luis Sampedro"). También le agrada perderse en el monte con su familia y esquiar ("aunque lo hago mal").

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Desde las elecciones permanecía callado, tras habérsele acusado de su debilidad por salir en los periódicos y en la televisión ("porque en política, como dice Fanfani, hay épocas en que hay que nadar haciéndose el muerto, siempre que se haga con los ojos bien abiertos"). No pertenece al entorno de Miguel Boyer, ni tampoco es considerado un hombre de Alfonso Guerra. Manuel Fraga, en un pleno de la pasada legislatura, fue el primero en profetizarle una cartera ministerial, aunque no la que le ha correspondido, al hacer un ripio criticando la política de Hacienda: "Matarile-rile-ron; después de Ordóñez, Barón".

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