"Dejo una situación más clara y más fácil que la que recibí", afirma Leopoldo Calvo Sotelo en su despedida

El presidente del Gobierno en funciones, Leopoldo Calvo Sotelo, se despidió anoche de los españoles, a través de Radiotelevisión Española, con un mensaje de tres minutos de duración que había grabado el martes en su despacho del palacio de la Moncloa. En el discurso expresó su fe en la democracia, respeto a la Constitución y adhesión al Rey, así como el deseo de que las urnas sean las únicas armas con que los españoles diriman sus discrepancias políticas en el futuro. Lamentó, como "hombre de partido", el hecho de que vaya a sucederle un Gobierno más radical y profundamente distinto al suyo, p...

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El presidente del Gobierno en funciones, Leopoldo Calvo Sotelo, se despidió anoche de los españoles, a través de Radiotelevisión Española, con un mensaje de tres minutos de duración que había grabado el martes en su despacho del palacio de la Moncloa. En el discurso expresó su fe en la democracia, respeto a la Constitución y adhesión al Rey, así como el deseo de que las urnas sean las únicas armas con que los españoles diriman sus discrepancias políticas en el futuro. Lamentó, como "hombre de partido", el hecho de que vaya a sucederle un Gobierno más radical y profundamente distinto al suyo, pero deseó acierto a su sucesor y manifestó su satisfacción por la labor realizada y los problemas resueltos: "Creo que dejo una situación más clara y más fácil que la que recibí".

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Sentado en su despacho presidencial, con la bandera nacional al fondo, Leopoldo Calvo Sotelo pronunció su mensaje con voz pausada y un aspecto ligeramente menos severo que en ocasiones anteriores. El presidente en funciones preparó sus palabras durante el fin de semana pasado y escribió personalmente el texto, sin asesoramiento de otras personas, según detalle aportado por la agencia Europa Press.El texto íntegro del mensaje de Calvo Sotelo fue el siguiente:

"Buenas noches. Mañana, Su Majestad el Rey abrirá la nueva legislatura, y con ella una etapa también nueva en la vida política española.

Como presidente del Gobierno creo que tengo la obligación de decir unas palabras de despedida a los españoles, en cuyos destinos me ha cabido, a lo largo de casi dos años, tanta y tan grave responsabilidad.

"Del golpe a las elecciones"

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He servido al Estado en un tiempo difícil y he puesto en ese servicio toda mi voluntad. Recapitulo cuanto he hecho y cuanto no he podido hacer, y me siento en paz con mi conciencia.Atento sólo a los intereses del Estado, he cubierto la distancia que va desde un golpe militar fallido, en febrero de 1981, hasta unas elecciones libres con altísima participación popular, en octubre de 1982. Las urnas son ya, y deberán serlo para siempre, las únicas armas de que vamos a servirnos los españoles para resolver nuestras discrepancias políticas.

Creo que las instituciones de la Monarquía parlamentaria están hoy profundamente arraigadas entre nosotros, y me compensa con creces de muchos sinsabores haber contribuido con mi esfuerzo a la consolidación de la democracia.

Dentro de muy pocos días, un Gobierno, muy diferente del que yo presido, tomará en sus manos los problemas de la nación. Olvidadas las heridas electorales, me ha parecido conveniente establecer de la manera más eficaz posible el tránsito de un Gobierno a otro, en diálogo abierto con quien me va a suceder en la presidencia, y pensando que así sirvo mejor a España.

"No explicaré ahora mi gestión"

No habrán de faltarme en el futuro ocasiones para explicar ante la opinión pública mi gestión y para valorar sus resultados. Ahora no voy a hacer ni una cosa ni otra. Creo que dejo una situación más clara y más fácil que la que recibí, y si quedan problemas pendientes, muchos otros, acaso más graves, están resueltos o en vías de solución.Las elecciones del 28 de octubre, ejemplo de limpieza y de civismo, han traído a la vida española un cambio radical. Si como hombre de partido lo lamento, como servidor del Estado deseo a mi sucesor acierto en su gestión pública, para el bien de todos.

A punto ya de abandonar la Moncloa para volver a mi casa de siempre, quiero afirmar, una vez más, solemnemente, mi respeto a la Constitución, mi. adhesión a su Majestad el Rey y mi fe en los destinos de esta tierra de todos que se llama España. Muchas gracias".

Leopoldo Calvo Sotelo ha presidido un total de 54 reuniones del Consejo de ministros desde el 27 de febrero de 1981, en que se celebró la primera de ellas.

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