Convocatoria de huelga general en la industria italiana para el próximo miércoles

Los diarios la han llamado ruptura. Los empresarios, pausa de reflexión. Se trata del fogoso encuentro de los días pasados entre los tres gremios sindicales -el democristiano CISI, el comunista CGIL y el socialista republicano UIL- con la Confindustria para discutir el debatido tema de la renovación de los contratos, que lleva meses empantanado. Fueron cuatro horas de discusión, y el resultado, la convocatoria de una huelga de cuatro horas para el miércoles próximo en todo el sector industrial.

Lo cierto es que el momento que está atravesando el dinámico sindicalismo italiano es muy...

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Los diarios la han llamado ruptura. Los empresarios, pausa de reflexión. Se trata del fogoso encuentro de los días pasados entre los tres gremios sindicales -el democristiano CISI, el comunista CGIL y el socialista republicano UIL- con la Confindustria para discutir el debatido tema de la renovación de los contratos, que lleva meses empantanado. Fueron cuatro horas de discusión, y el resultado, la convocatoria de una huelga de cuatro horas para el miércoles próximo en todo el sector industrial.

Lo cierto es que el momento que está atravesando el dinámico sindicalismo italiano es muy grave. La fuerte crisis económica, junto a la imposibilidad de formar un Gobierno estable y con autoridad capaz de aprobar una ley financiera seria y antipopular, pone a los sindicatos en un estado de debilidad ante el empresariado, que se hace ahora más duro y agresivo.De hecho, la aparente ruptura de estos día se debe más bien a la voluntad de Confindustria (la patronal italiana) de esperar a que se resuelva la crisis gubernamental actual. Porque lo que se discute en realidad no es tanto el problema de la renovación de contratos, sino el de replantear todo el asunto del actual mecanismo de los sueldos y del coste del trabajo, que, según las empresas, en este país es insoportable.

Por tanto, la discusión sobre el eterno problema de la escala mobil y de los mecanismos del paro obligado, que hoy recae casi exclusivamente sobre los hombros del Estado.

Defensa del salario real

Toda la preocupación de los sindicatos es cómo combinar la defensa del salario real de los trabajadores con la defensa de la ocupación. Si contener el déficit público, que es espantoso en Italia (casi unos diez billones de pesetas), para contener la inflación o si dejarlo libre para apoyar el desarrollo que cree nuevos puestos de trabajo.Que es necesaria una nueva política económica lo comprenden todos. Que los sacrificios serán grandes y no podrán escaparse de ellos los trabajadores es indudable. Hoy lo dice hasta el partido comunista.

El nudo de la cuestión es si hacer pagar, como siempre, el mayor precio de la resolución de la crisis a los que viven de un sueldo o a los otros. Es el problema de la "justa distribución de los sacrificios".

Y aquí, el debate entre sindicatos y empresa es duro y activo en este momento. Y para algunas reformas de fondo se está consultando en Italia a todos los trabajadores a través de los tres grandes gremios sindicales.

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