Los liberales progresistas de la RFA, resignados y divididos

ENVIADO ESPECIALCon los sectores progresistas resignados y divididos y una pobre y aburrida discusión programática concluyó en Berlín Oeste el 33º Congreso del Partido Liberal Alemán (FDP), que confirmó, personal y programáticamente, la línea derechista impuesta por su presidente, el ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher. La oposición al genscherismo en el FDP no tiene ninguna posibilidad de jugar un papel importante en la vida política de la República Federal de Alemania. Los liberales de tendencia progresista son pocos y mal avenidos. El sector opuesto a la maniobra p...

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ENVIADO ESPECIALCon los sectores progresistas resignados y divididos y una pobre y aburrida discusión programática concluyó en Berlín Oeste el 33º Congreso del Partido Liberal Alemán (FDP), que confirmó, personal y programáticamente, la línea derechista impuesta por su presidente, el ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher. La oposición al genscherismo en el FDP no tiene ninguna posibilidad de jugar un papel importante en la vida política de la República Federal de Alemania. Los liberales de tendencia progresista son pocos y mal avenidos. El sector opuesto a la maniobra política de Genscher, con el cambio de coalición en Bonn, se presentó en Berlín Oeste, tras perder las elecciones a los cargos dirigentes del FDP, como un grupo desorientado y sin posibilidades de influir políticamente en el futuro de la RFA.

Se pueden distinguir, por lo menos, cuatro especies diferentes entre los disidentes del genscherismo: 1. Los que siguen en el FDP y aceptan cargos y funciones, representados por el -ex ministro del interior Gerhart Baum. 2. Los que siguen en el partido, pero se niegan a desempeñar cargos ante la nueva correlación dé fuerzas, como la diputada Hildegard Hamm-Bruecher. 3. Los que se fueron ya del FDP y proponen la creación de un nuevo partido liberal auténtico, los jóvenes demócratas (judos). 4. Los que se fueron ya del partido y proponen entrar o cooperar con los socialdemócratas, como la diputada Ingrid Matthaeus.

Desorientación

Esta desorientación y falta de estrategia común reducirá pronto a la nada a los que intentaron en Berlín Oeste oponerse a la línea de Genscher y cayeron derribados por el peso de la burocracia y la tendencia conservadora de lá mayoría del Congreso, aproximada mente un 60% de los delegados que no hicieron la menor concesión a la minoría perdedora.El partido de Genscher tendrá su prueba de fuego en las elecciones federales del 6 de marzo y, antes, un ensayo general, de relativa validez, en las elecciones de la ciudad-Estado de Hamburgo, convocadas para el 19 de diciembre.

El FDP salió del Congreso de Berlín Oeste dividido y con una sensación de frustración que alcanza a los sectores más dinámicos del partido, pero sería prematuro asegurar que el 6 de marzo desapareciera de la escena parlamentaria. Después de la purga de los disidentes en Berlín Oeste, el FDP y su nueva dirección tienen cuatro meses para lavar la cara al partido y ofrecerse a un electorado de derecha como, la firme garantía de que se mantendrán sus privilegios en estos tiempos de crisis. Con estos votos, más los de quienes desean mantener una tercera fuerza política, los que quieren frenar al socialcristiano Franz-Josef Strauss y la clientela tradicional del FDP, cifrado en un 3%, podrían conseguir arañar el 5% necesario y Genscher podría respírar.

El partido ha perdido, no en el Berlín Oeste, sino durante el liderazgo de Genscher, la capacidad de impulsar el liberalismo en la RFA. Quedan lejos los tiempos de Flach, Dahrendorf y Maihofer, cuando el FDP era capaz de formular un programa.

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