La campaña electoral

Cuando evoca el problema de las Fuerzas Armadas o la situación económica, el PSOE prefiere hablar de moderación más bien que de transformación radical. No quiere enfrentarse con los militares y los empresarios. "Nosotros debemos realizar la revolución burguesa que la derecha no ha concluido", repiten los socialistas.No es una broma. La gravedad de la crisis económica reduce efectivamente su margen de maniobra: el índice de paro es el más alto de todos los países de la OCDE, con excepción de Turquía. (...) El déficit del sector público alcanza ya el 4,5% del producto nacional bruto, y la deuda ...

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Cuando evoca el problema de las Fuerzas Armadas o la situación económica, el PSOE prefiere hablar de moderación más bien que de transformación radical. No quiere enfrentarse con los militares y los empresarios. "Nosotros debemos realizar la revolución burguesa que la derecha no ha concluido", repiten los socialistas.No es una broma. La gravedad de la crisis económica reduce efectivamente su margen de maniobra: el índice de paro es el más alto de todos los países de la OCDE, con excepción de Turquía. (...) El déficit del sector público alcanza ya el 4,5% del producto nacional bruto, y la deuda exterior se aproxima a 30.000 millones de dólares. (...)

Modernización es la palabra clave. Los socialistas no se proponen aumentar el sector público sin mejorar previamente su funcionamientó. La reforma de una Administración cuya incuria es notoria figura en todas las declaraciones del partido. (...)

Habiendo renunciado a las reformas de estructura, pese al descontento del ala izquierda del partido, ¿tendrán éxito en su estrategia de diálogo con los poderes económicos tradicionales los dirigentes del PSOE? (...) Algunos banqueros no ocultan sus reservas ante la actitud beligerante adoptada por la confederación patronal frente a los socialistas durante la campaña andaluza. A este respecto prefieren adoptar cierta neutralidad. (...)

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Sin duda, el programa moderado de los socialistas choca con muchos hábitos de una España donde hace menos de diez años la huelga era reprimida, las centrales sindicales estaban prohibidas y los partidos de izquierda vivían en la clandestinidad. Pese a que no se trate todavía de reformas socialistas (imposible de pensar en ello antes de cuatro o cinco años, afirman los dirigentes del partido), la simple modernización tiene en el contexto económico la apariencia de un desafío.

21 de octubre

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