Los socialdemócratas ingleses, en busca de su propia identidad

Los líderes socialdemócratas y liberales británicos se esforzaron ayer en convencer al electorado de que sus respectivos partidos tienen identidades reales y distintas. Shirley Williams, presidenta del Partido Socialdemócrata (SDP) afirmó que su organización no se sitúa en el centrismo, sino que es un partido radical y democrático. Acusó tanto a los laboristas como a los conservadores de conspirar al unísono contra la alianza liberal-socialdemócrata. Sin embargo, las encuestas de opinión, pasado el factor novedad y la guerra de las Malvinas, muestran la caída de la alianza frente a los dos gra...

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Los líderes socialdemócratas y liberales británicos se esforzaron ayer en convencer al electorado de que sus respectivos partidos tienen identidades reales y distintas. Shirley Williams, presidenta del Partido Socialdemócrata (SDP) afirmó que su organización no se sitúa en el centrismo, sino que es un partido radical y democrático. Acusó tanto a los laboristas como a los conservadores de conspirar al unísono contra la alianza liberal-socialdemócrata. Sin embargo, las encuestas de opinión, pasado el factor novedad y la guerra de las Malvinas, muestran la caída de la alianza frente a los dos grandes partidos de la política británica.El SDP celebraba ayer en Great Yarmouth (al este de Inglaterra) la última etapa de su congreso itinerante, que hoy se clausurará. El SDP está dividido en dos alas principales: la de Roy Jenkins, líder del partido y verdadero promotor de esta tercera vía en la política británica, que insistió en una alianza con los liberales antes de fijar la esencia e identidad del SDP, y el ala capitaneada por David Owen, ex ministro de Asuntos Exteriores, que quería definir al SDP antes de integrarlo en coaliciones.

Los observadores, incluso varios simpatizantes, se preguntan ahora cuál era la necesidad de un nuevo partido. Salvo en el tema de las armas nucleares -los liberales están a favor del desarme unilateral-, poco separa a ambas organizaciones, que son partidarias de la economía de mercado y de la permanencia británica en la CEE.

Jenkins abrió el debate ayer sobre la estrategia económica a seguir. En el día en que se anunció que el índice de inflación anual había bajado a su nivel más bajo de los últimos diez años (un 7,3%), el ex -canciller laborista del Exchequer declaró que el precio pagado por este resultado -más de tres millones de personas en paro- no es moralmente aceptable.

Su estrategia, aprobada por la primera reunión del consejo electo de la socialdemocracia, pretende reducir el paro en un millón de personas en menos de dos años. Para potenciar el consumo y el crecimiento y compensar, a su vez, el aumento de la inflación, que acompañaría a una subida cíclica y controlada del déficit presupuestario, el SDP se propone reducir los impuestos indirectos; especialmente, el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Todo ello vendría acompañado de una congelación temporal de precios y salarios.

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