Castilla y la Corona de Castilla
En EL PAIS del 19 de septiembre (página 13) se publicó una carta firmada por don A. Domínguez Ortiz, sobre la que quisiera hacer algunas consideraciones:Antes que nada, precisar que la porfía que las ciudades de Toledo y Burgos mantuvieron, por hablar en primer lugar, en las Cortes de Castilla, Toledo, León, Galicia..., fue resuelta por el rey Alfonso IV de Castilla, en las Cortes de Alcalá, en 1348, con las siguientes palabras: "Hable Burgos, que yo hablaré por Toledo". Mediado el siglo XVIII todavía duraba la disputa.
En primer lugar, hay que aclarar que una cosa es Castilla y ...
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En EL PAIS del 19 de septiembre (página 13) se publicó una carta firmada por don A. Domínguez Ortiz, sobre la que quisiera hacer algunas consideraciones:Antes que nada, precisar que la porfía que las ciudades de Toledo y Burgos mantuvieron, por hablar en primer lugar, en las Cortes de Castilla, Toledo, León, Galicia..., fue resuelta por el rey Alfonso IV de Castilla, en las Cortes de Alcalá, en 1348, con las siguientes palabras: "Hable Burgos, que yo hablaré por Toledo". Mediado el siglo XVIII todavía duraba la disputa.
En primer lugar, hay que aclarar que una cosa es Castilla y otra muy distinta la Corona de Castilla, a la que los historiadores oficiales han venido llamando simplemente Castilla. Y no se debe confundir a Castilla con la Corona de Castilla, de la misma manera que no se confunde a Aragón con la Corona de Aragón (que, además del Reino de Aragón, comprendía otros reinos).
Esta distinción tampoco la hace el señor Domínguez Ortiz. Por eso dice que de las dieciocho ciudades con voto en las Cortes, trece eran castellanas (supongo que las cinco restantes serían las leonesas de León, Zamora, Toro, Salamanca y Valladolid). Toledo representaba al reino de su nombre, al igual que Murcia en su caso. Otro tanto sucedía con las andaluzas Sevilla, Granada, Córdoba y Jaén. Vemos, pues, que las castellanas eran soIamente siete: Burgos, Soria, Segovía, Avila, Madrid, Guadalajara y Cuenca.
Ya va siendo hora de que se aclaren estas cosas en los manualitos de Historia de España, en los que, según el señor Domínguez Ortiz, puede encontrarse la verdad.