El Líbano que quiere Israel

El Gobierno israelí ha repetido insistentemente que la razón de su actual presencia en Líbano es la de crear un Estado fuerte en Beirut. Sin embargo, la posibilidad de una partición del país, barajada tras el asesinato de Bechir Gemayel, tiene una rancia presencia en las mentes de los dirigentes israelíes, tal y como queda recogido en algunos pasajes de los ocho tomos del Diario de Moshe Sharett, que fuera primer ministro de Israel entre enero de 1954 y noviembre de 1955. "Es el momento para que los maronitas en este país, dijo Ben Gurion, proclamen un Estado cristiano. Respondí que era...

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El Gobierno israelí ha repetido insistentemente que la razón de su actual presencia en Líbano es la de crear un Estado fuerte en Beirut. Sin embargo, la posibilidad de una partición del país, barajada tras el asesinato de Bechir Gemayel, tiene una rancia presencia en las mentes de los dirigentes israelíes, tal y como queda recogido en algunos pasajes de los ocho tomos del Diario de Moshe Sharett, que fuera primer ministro de Israel entre enero de 1954 y noviembre de 1955. "Es el momento para que los maronitas en este país, dijo Ben Gurion, proclamen un Estado cristiano. Respondí que era insensato. Pues un Líbano cristiano debería abandonar Tiro, Tripoli, la Bekaa, y no hay fuerza en el mundo que pueda llevar a Líbano a sus dimensiones anteriores a la primera guerra mundial, sobre todo porque entonces perdería su razón de ser económica", escribía Sharett el 27 de febrero de 1954 tras haberse reunido con David Ben Gurion, Moshe Dayan y Pinhas Lavon.

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Para Ben Gurion, que había dimitido como primer ministro y había sido sustituido por Sharett, Líbano era "el eslabón más débil de la Liga Arabe" y en el Líbano histórico "los cristianos forman la mayoría de la población". "En sus fronteras ampliadas", escribía Ben Gurion a Sharett el mismo 27 de febrero, "los musulmanes no pueden actuar como quisieran, aunque tuvieran la mayoría, por temor a los cristianos. La creación de un Estado cristiano es, en consecuencia, un acto natural (...). En tiempo normal eso sería prácticamente imposible (...), pero en momentos de confusión, de revolución o de guerra civil, la situación cambia y hasta los más débiles se convierten en héroes. Este puede ser el momento de crear un Estado cristiano en nuestra vecindad. Esto significa que, esta vez, toda la energía y todos los medios deben emplearse para alcanzar este objetivo y que debemos actuar en todas las direcciones para provocar un cambio radical en Líbano".

"Nuestro objetivo no será alcanzado sin una redefinición de las fronteras de Líbano", proseguía el fundador del Estado hebreo. "Pero si pudiéramos encontrar en Líbano hombres o emigrados libaneses que pudiesen movilizar (la población) para la creación de un Estado maronita, ya no les serían útiles fronteras amplias y una importante población musulmana".

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