Cartas al director

Injusticia hacia los judíos

Hemos vuelto, según parece, a los años treinta: crisis económica mundial, ola de irracionalismo (sectas, astrólogos y fanatismos religiosos), y, consecuencia no por prevista menos angustiosa, brote histérico de antisemitismo, que afecta a las izquierdas y a las derechas por igual, pues sus raíces, más que ideológicas, son claramente míticas.Ahora sí. Ahora estoy seguro -¡qué más quisiera yo que equivocarme!- que el pueblo judío está, de nuevo, en peligro. Ya ni siquiera intento comprender, menos aún convencer.

El mundo (si es que la ONU merece tamaña apelación) condena (casi) por unanim...

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Hemos vuelto, según parece, a los años treinta: crisis económica mundial, ola de irracionalismo (sectas, astrólogos y fanatismos religiosos), y, consecuencia no por prevista menos angustiosa, brote histérico de antisemitismo, que afecta a las izquierdas y a las derechas por igual, pues sus raíces, más que ideológicas, son claramente míticas.Ahora sí. Ahora estoy seguro -¡qué más quisiera yo que equivocarme!- que el pueblo judío está, de nuevo, en peligro. Ya ni siquiera intento comprender, menos aún convencer.

El mundo (si es que la ONU merece tamaña apelación) condena (casi) por unanimidad al Estado de Israel. Nos lo anuncian muy seriamente. No se ríen. Pero, ¿es que he entendido bien?; los representantes del señor Pinochet, de Irán e Irak, de Argentina, Salvador y Guatemala, etcétera, han sabido que en Líbano habían muerto civiles. ¿Civiles? Su corazoncito casi estalla de indignación. "¿Alguien ha oído jamás hablar de semejante abominación? ¡Matar civiles!" Y han depositado su voto, pegajoso aún por la sangre de indios, kurdos, bahais y un largo etcétera de desheredados del Tercer Mundo, para condenar a Israel (perdón: al "Gobierno de Tel-Aviv", que es así como decir en España el Gobierno de Burgos o de Algeciras). Y después de votar, se manifiestan. Invaden las ondas y las columnas de los periódicos. Quieren romper con Israel relaciones, que, en algunos casos, jamás habían existido (porque se puede mantener relaciones con Jomeini, Idi Amin, Bokassa o Khadafi..., pero, ¿con el Estado de Israel? ... ).

Y yo pregunto: ¿es que ya no existe un solo espíritu libre en Occidente? ¿Es que esta unanimidad no le resulta sospechosa a ningún testigo de las horribles masacres perpetradas por la OLP, de las matanzas diarias de civiles en todo el orbe, de los osarios descubiertos cada semana en algún rincón del mundo? ¿Es que para calmar la mala conciencia del mundo occidental, los judíos vamos a tener que cargar otra vez con el papel de chivo expiatorio?

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Un buen amigo -judío, naturalmente- me recordaba ayer un precioso apólogo del Talmud. Dicen nuestros sabios que si un tribunal condena por unanimidad a un acusado, el reo deberá ser puesto en libertad. ¿Unanimidad? ¡Aquí hay gato encerrado!... / Director del Instituto Francés de Madrid.

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