La limitación de dividendos para mejorar el saneamiento, objetivo de los socialistas y de algunos bancos

La crisis por la que atraviesan algunas empresas españolas, cada vez de mayor tamaño; los problemas derivados de los compromisos internacionales de algunas instituciones financieras y la menor dotación de fondos para cubrir los morosos y fallidos que se van produciendo causan importantes incertidumbres tanto entre los propios bancos como entre las fuerzas políticas. En estos días están teniendo lugar reuniones entre ambas partes de cara a perfilar cuáles serían las posibles soluciones a aplicar. La opinión más extendida se inclina por una reducción sustancial de los repartos de dividendos de c...

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La crisis por la que atraviesan algunas empresas españolas, cada vez de mayor tamaño; los problemas derivados de los compromisos internacionales de algunas instituciones financieras y la menor dotación de fondos para cubrir los morosos y fallidos que se van produciendo causan importantes incertidumbres tanto entre los propios bancos como entre las fuerzas políticas. En estos días están teniendo lugar reuniones entre ambas partes de cara a perfilar cuáles serían las posibles soluciones a aplicar. La opinión más extendida se inclina por una reducción sustancial de los repartos de dividendos de cara a lograr un nivel de saneamiento de las instituciones financieras acorde con la gravedad de la crisis.

Las noticias sobre bancos que se encuentran en dificultades como consecuencia de que la aplicación de las medidas cautelares tomadas no han dado los resultados deseados; los rumores que empiezan a circular sobre las implicaciones que las últimas moratorias en materia de pagos de las obligaciones financieras contraídas por empresas pueden causar a algunos bancos preocupan tanto a los propios responsables de los bancos como a las autoridades monetarias y a los encargados del sector en el partido socialista, quienes estos días están manteniendo contactos regulares con la banca para explicar su posición concreta.Aunque los resultados del conjunto de la banca en el primer semestre del año son provisionales y pueden cambiar algo durante los seis meses que quedan para que termine 1982, lo cierto es que la sustancial reducción de fondos destinados a saneamiento de créditos en relación a 1981 y a 1980 es sintomática. En 1980 se destinaron a este fin 81.000 millones de pesetas, que representaban el 0,73% de los activos totales medios de la banca; en 198 1, la cifra absoluta creció hasta superar los 90.000, aunque el porcentaje sobre los activos totales medios bajó al 0,66%. En los seis primeros meses la cifra absoluta está por debajo de los 40.000 millones de pesetas, que representa un porcentaje, elevado a tasa anual, del 0,49%. Para que la proporción se mantuviera como en 1981, la cantidad tendría que haber sido de 53.000 millones de pesetas y de 59.000 si se hubiera mantenido el porcentaje de 1980, que ha sido el más elevado de todos los ejercicios, a pesar de que la crisis en aquel año no era tan importante como en los dos posteriores.

Menos dividendos y mayores reservas

Estas cantidades tendrían que ser superiores todavía si se quisiera acompasar la dotación para morosos y fallidos al ritmo de crecimiento de los mismos y que se muestra importante en los últimos tiempos. Pero lo que parece cada vez más claro es que está saneando quien puede y no todo el conjunto del sistema bancario. Por un lado, la banca extranjera está realizando un esfuerzo importante en este sentido -también es cierto que hasta ahora no habían tenido problemas de fallidos y que en algunas de las últimas operaciones se han visto enganchados-.A su vez, el grupo de los siete grandes bancos -Central, Banesto, Hispano, Bilbao, Vizcaya, Santander y Popular- siguen dedicando fondos en mayor proporción que el conjunto del sector; en los seis primeros meses del ejercicio actual han destinado el 0,57% de sus activos medios, pero el porcentaje también baja en relación a años anteriores, que fueron del 0,83% y del 0,91% en 1981 y 1980, respectivamente. Parece claro que, a nivel individual, algunos bancos, independientemente de su tamaño, están destinando sumas crecientes a este capítulo, pero que el conjunto, sea global o bien por grupos, lo viene haciendo en cantidades decrecientes.

Ante esta situación, los responsables del partido socialista, en sus reuniones de explicación del programa, no dudan en afirmar ante los representantes de la banca que, de llegar al poder, recomendarán, a través del Banco de España, que de los beneficios obtenidos a lo largo del ejercicio se destine una parte sustancialmente pequeña a dividendos para los accionistas, y el resto, a nuevas reservas que ayuden al equilibrio financiero de las entidades. Incluso se ha, afirmado en algunas de estas reuniones que si es necesario hacer esta recomendación a través de un decreto no se dudaría en ello.

Las críticas que esta formulación ha recibido son varias. Por un lado está el hecho de que una medida de este tipo podría hacer caer aún más la bolsa, ya que la cotización de las acciones bancarias bajaría al no mantenerse la remuneración que: anualmente vienen recibiendo los accionistas; reducir la rentabilidad de las acciones bancarias, se dice, es bajar su cotización para que aquélla se equilibre. La contestación socialista a este tipo de críticas se basa en que lo que se busca no es tanto que no caiga la bolsa como lograr mantener una banca sana.

Aunque la limitación de dividendos ya ha sido aceptada por algunos de los responsables de los grandes bancos, porque entraba también dentro de sus propios planes no superar el reparto del año anterior, siguiendo la recomendación del Banco de España de no sobrepasar el 8% de los recursos propios de cada banco, preocupa el aspecto fiscal de las reservas suplementarias que se instituyan.

Los socialistas consideran que habrá que declarar los resultados como beneficios y que una mayor provisión para reservas no debe quedar excluida de su fiscalidad, ya que tratar a la banca de forma distinta a los demás sectores productivos no sería correcto, al tiempo que se piensa que, en materia de impuestos, no pueden introducirse situaciones especiales sino a través de la modificación de la actual ley del Impuesto sobre Sociedades.

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