Inminente subasta de los bienes del naviero napolitano Achille Lauro

Achille Lauro, el último virrey napolítano, patriarca de una de las familias más ricas de todo el sur de Italia y que poseía una de las flotas más prósperas del mundo, sigue viviendo encerrado en casa esperando que dentro de unos días todo su patrimonio personal se ponga a subasta, desde su villa a su ropa interior. Un diario lo ha definido como el virrey humillado.Pero es así. ¿Se trata de verdad de una quiebra auténtica, de una de las tantas historias de despilfarro que hacen destronar a una gran familia?

Los napolitanos, que tienen un doble instinto, tuercen la nariz; cierto q...

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Achille Lauro, el último virrey napolítano, patriarca de una de las familias más ricas de todo el sur de Italia y que poseía una de las flotas más prósperas del mundo, sigue viviendo encerrado en casa esperando que dentro de unos días todo su patrimonio personal se ponga a subasta, desde su villa a su ropa interior. Un diario lo ha definido como el virrey humillado.Pero es así. ¿Se trata de verdad de una quiebra auténtica, de una de las tantas historias de despilfarro que hacen destronar a una gran familia?

Los napolitanos, que tienen un doble instinto, tuercen la nariz; cierto que no lloran de pena, sobre todo porque dicha quiebra ha quitado el pan a mucha gente que se ha quedado sin trabajo. No se cree la gente esta historia del gran comandante Lauro, empobrecido de repente, pero sobre todo no se lo ha creído la magistratura napolitana, que acaba de abrir una investigación en toda regla. Todo el expediente lo tiene en sus manos uno de los magistrados más expertos en quiebras financieras, Guiseppe Guida. Fue este magistrado quien llevó a la cárcel a los banqueros Fabbrocini y al financiero Nini Grappone.

Dentro de veinte días, Guida dará su veredicto. De oficial no hay nada porque se trata de un juez hermético. Pero ayer, en los pasillos del Palacio de Justicia, se hablaba de una posible estafa en toda regla a través de las diecisiete sociedades que controlaba el grupo Lauro. Y se habla de bancarrota fraudulenta y de depósito de capitales ingentes en el extranjero. Concretamente, se rumorea de capitales en Suiza y de propiedades financieras en Venezuela, Argentina y Brasil.

Al parecer, en los últimos años, las ganancias de las dieciocho naves de Lauro en los puertos de Europa y América no se quedaban en Italia, sino que iban directamente a los bancos internacionales más importantes.

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