Reagan, en la encrucijada

En uno de los momentos de más baja popularidad de acuerdo con las encuestas, a las que en Estados Unidos se atríbuye alto índice de credibilidad, el presidente Reagan se ha dirigido a la nación para explicar y justificar un giro importante en su política económica, aquella que en las proclamas electorales de 1980 sería la base del resurgimiento de Norteamérica en la escena internacional.Reagan pide ahora un incremento en determinados impuestos que permita elevar la recaudación tributaria en casi 100.000 millones de dólares en el próximotrienio para hacer frente a las mayores obligaciones presu...

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En uno de los momentos de más baja popularidad de acuerdo con las encuestas, a las que en Estados Unidos se atríbuye alto índice de credibilidad, el presidente Reagan se ha dirigido a la nación para explicar y justificar un giro importante en su política económica, aquella que en las proclamas electorales de 1980 sería la base del resurgimiento de Norteamérica en la escena internacional.Reagan pide ahora un incremento en determinados impuestos que permita elevar la recaudación tributaria en casi 100.000 millones de dólares en el próximotrienio para hacer frente a las mayores obligaciones presupuestarias.

Para conseguir la aprobación parlamentaria de este programa necesita el presidente el apoyo prácticamente mayoritario de su partido y el de buen número de congresistas demócratas. A pocos meses de elecciones parciales para el Congreso y el Senado, el envite de Ronald Reagan es muy fuerte.

Lo que ha dado en llamarse la reaganomía -que contaba inicialmente con una buena base de expertos, aunque algunos han desertado ya- se traduce en una actuación orientada a la reducción de cargas fiscales, la eliminación de controles y regulaciones económicas, el equilibrio presupuestario con disminución de gasto público y la aplicación de fórmulas monetaristas. La conjunción adecuada de estos factores se traduciría en una reactivación con no excesivos costes sociales y en una presencia más hegemánica en la economía internacional.

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Pero a los dieciocho meses de mandato, Reagan se ha visto obligado a imprimir un giro al timón. El déficit presupuestario para el año fiscal de 1983 se eleva en previsiones oficiales a 115.000 millones de dólares, aunque no se descarta una desviación al alza del orden del 20%; el paro se sitúa en un 9,8%, la tasa más elevada desde 1941; 10,8 millones de desempleados, sin contar el millón y medio que, según los analistas, no buscan ocupación activamente; el índice industrial Dow Jones está por debajo de 790, y sectores clave como el acero, las fábricas de automóviles y la aviación comercial atraviesan graves crisis. Sólo en el frente de la inflación se han logrado avances positivos.

A la vista de tales datos, el cambio de rumbo venía forzado, pero la decisión arriesga el cumplimiento de las promesas electorales

18 de agosto.

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