Marisol, de quince años, considerada autora material del asesinato de Juan Vilá Carbonell

El 28 de junio de 198 1, el industrial catalán Juan Vilá Carbonell fue asesinado en su finca de Esplús (Huesca). Una de sus hijas, Marisol, de quince años de edad, ha sido considerada como la autora material del asesinato, inducida por su madre, Nieves Soldevila, y con el beneplácito de sus hermanos mayores, Mari Nieves, de dieciocho años, y los gemelos Luis y Juan, de diecisiete.Juan Vilá, de 47 años, constructor, "era una bestia", según la información facilitada por la Jefatura Superior de Policía de Zaragoza en rueda de Prensa en octubre del pasado año, y tenía atemorizada a toda la familia...

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El 28 de junio de 198 1, el industrial catalán Juan Vilá Carbonell fue asesinado en su finca de Esplús (Huesca). Una de sus hijas, Marisol, de quince años de edad, ha sido considerada como la autora material del asesinato, inducida por su madre, Nieves Soldevila, y con el beneplácito de sus hermanos mayores, Mari Nieves, de dieciocho años, y los gemelos Luis y Juan, de diecisiete.Juan Vilá, de 47 años, constructor, "era una bestia", según la información facilitada por la Jefatura Superior de Policía de Zaragoza en rueda de Prensa en octubre del pasado año, y tenía atemorizada a toda la familia. El fallecido había tenido varios problemas con el Ayuntamiento de Granollers, recibía frecuentes amenazas, era militante de Fuerza Nueva y tenía guardaespaldas. La familia debía subsistir con 10.000 pesetas semanales que entregaba Juan Vilá para todos los gastos, a la vez que hacía trabajar a los hijos desde los ocho años de peones de albañil durante catorce horas al día. No quería que estudiaran, porque "él se había hecho" empezando como peón de albañil.

Acuciada por la situación, Nieves Soldevilla organizó varios negocios a espaldas de su marido, llegando a deber diecisiete millones de pesetas. En diferentes ocasiones, parece que había manifestado ante sus hijos la posibilidad del suicidio como única salida a la situación en que se encontraba. Viéndose acorralada por las deudas, decidió, junto con el resto de su familia, deshacerse del padre. Marisol, que tanto ha sorprendido durante el desarrollo del juicio por no adecuarse su apariencia de mujer segura de sí misma a los quince años que cuenta, se ofreció voluntariamente para apretar el gatillo. Extremo que negó durante la vista.

Tras el crimen, dos de los hijos enterraron la pistola y los casquillos a la altura del kilómetro 184 de la autopista de Zaragoza a Barcelona, y toda la familia, viajó hacia Cataluña. Posteriormente llamaron por teléfono denunciando el caso a la policía de Binéfar (Huesca) y de Mollet (Barcelona) Y este fue el error que hizo entrar en sospechas a la policía e iniciar las investigaciones en torno a la familia del fallecido.

Desechados el móvil político (la familia atribuyó en un principio la acción a dos miembros encapuchados de los GRAPO), y las relaciones extramatrimoniales que mantenía la esposa, las pesquisas se centraron en el tema económico. El conocimiento de dos apartamentos comprados por Nieves Soldevilla en Calella, fue definitivo para, por esta vía, llegar a la conclusión de que la situación de la mujer del industrial era desesperada y dilucidar el móvil del crímen. La empleada de hogar, Inés Carazo, fue quien terminó confesando a la policía, tras su detención, la conspiración para asesinar a Juan Vilá.

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