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Getafe: las tinieblas de la 'gama blanca'

Durante los tres últimos años, cumpliendo el plan de viabilidad del grupo Selesa, de la gama blanca, los trabajadores de KeIvinator han dado un ejemplo de madurez que demuestra, entre otras cosas, la existencia en sectores de la clase obrera española del grado suficiente de conciencia solidaria y conciencia nacional como para dirigir el proceso de regeneración democrática de nuestro país.El plan de viabilidad del grupo Selesa -compuesto por las empresas Mepansa, Corberó, Bru, Domar, Solthermic y Kelvinator- contemplaba la especialización por tipo de producción y una aportación de 4.300 ...

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Durante los tres últimos años, cumpliendo el plan de viabilidad del grupo Selesa, de la gama blanca, los trabajadores de KeIvinator han dado un ejemplo de madurez que demuestra, entre otras cosas, la existencia en sectores de la clase obrera española del grado suficiente de conciencia solidaria y conciencia nacional como para dirigir el proceso de regeneración democrática de nuestro país.El plan de viabilidad del grupo Selesa -compuesto por las empresas Mepansa, Corberó, Bru, Domar, Solthermic y Kelvinator- contemplaba la especialización por tipo de producción y una aportación de 4.300 millones de pesetas por la Administración central. En lo referente a Kelvinator, suponía la negociación por los trabajadores de unas novecientas bajas voluntarias, la regulación rotatoria del empleo y una pérdida de la capacidad adquisitiva de entre quince y veinte puntos en tres años. A cambio, la continuación racionalizada de todas y cada una de las empresas implicadas.

Actitud egoísta de los sectores patronales

Los sectores patronales, sin embargo, han dado de nuevo muestras de su actitud egoísta, de su desprecio a los intereses nacionales, incumpliendo los compromisos de especialización fijados en el plan de viabilidad, incumplimiento que pone en peligro no sólo la mitad de los puestos de trabajo de dos de las empresas componentes del holding, sino su propia continuidad. La debilidad del Gobierno UCD -o su propósito político de subordinar intereses nacionales a intereses patronales- ha hecho posible el derroche de una parte importante de esos miles de millones, patrimonio de todos los ciudadanos, aportados por la Administración central, derroche en cuanto que la falta de seguimiento y control por el Gobierno del plan acordado ha facilitado su no cumplimiento por una parte de,los empresarios comprometidos en el mismo. No existe ninguna razón económica, política o social que justifiqua la no realización del plan de viabilidad de la gama blanca. De producirse el incumplimiento, por la incapacidad del Gobierno para controlar la correcta utilización de partidas tan cuantiosas de los fondos públicos, dedicados justamente a luchar contra el paro a través de mecanismos de racionalización de nuestra economía, tendría dimensiones de auténtico escándalo.

Por el cumplimiento del plan de viabilidad se han movilizado, precisamente, y se movilizan en este momento, los trabajadores de Kelvinator y Solthermic. Desde hace cuatro meses, consumidas ya las percepciones del seguro de desempleo tras el último período de regulación, concentraciones, encierros, manifestaciones en Getafe y Móstoles principalmente, pero también en los pueblos de la zona -Leganés, Parla, Pinto, Fuenlabrada-, de los trabajadores, han ido sensibilizando a la población de la zona de un problema que trasciende ya las empresas directamente afectadas para convertirse en un problema cívico -cuya solución satisfactoria- interesa, de una u otra forma, a centenares de miles de madrileños.

Porque la pérdi da del empleo en las empresas de la gama blanca supone la pérdida de una parte importante de la riqueza, que es un bien común de todos los habitantes de la zona. Pérdidas de empleo a las que habría que sumar las producidas por regulaciones en grandes empresas metalúrgicas como Standard, Marconi, Citesa, Talbot, o pequeñas empresas como Kyrios o Hierros Madrid, y cuyos efectos se hacen sentir con especial incidencia desde el mismo momento en que muchos de los trabajadores de estas empresas son, al mismo tiempo, vecinos de barrios o pueblos periféricos de la zona sur madrileña.

Nos encontramos ante una de las manifestaciones puntuales de un problema general a nuestra provincia: la amenaza de un declive significativo de la estructura industrial madrileña, con graves consecuencias para el futuro de nuestra comunidad, y que pone más al día, si cabe, ante los madrileños, como preocupación cotidiana, la necesidad de incorporar nuestro esfuerzo y nuestra lucha, como trabajadores y como ciudadanos, al esfuerzo y la lucha de nuestro pueblo por una salida progresista y solidaria de la crisis económica, que contemple las alternativas de reconversión industrial desde una lógica democrática, afín los intereses de la inmensa mayoría de los españoles, a los intereses nacionales, y no desde la lógica de la imposición oligárquica de la derecha más recalcitrante e insolidaria.

Acción cívica popular

Es la alternativa de la solidaridad la que los trabajadores de Kelvinator y Solthermic han transmitido a los ciudadanos de la zona sur de Madrid. La lucha por el mantenimiento del empleo, ha trascendido en los hechos a los trabajadores, para convertirse en una acción civica popular. En esta acción, los ayuntamientos de las ciudades periféricas, gobernados por socialistas y comunistas, han estado a la altura de las circunstancias, apoyando en todo momento la acción de los trabajadores, y comprometiéndose en la misma, y convirtiéndola en parte de su acción municipal, conscientes de que, como institución democrática representativa, no podían permanecer ajenos en la búsqueda de soluciones para un problema de esta envergadura. Actuaciones de estas características, demostrativas de la sensibilidad de las instituciones ante los problemas populares, no pueden por menos que reforzar el prestigio de los ayuntami entos democráticos y de la democracia representativa. Para los comunistas, tal comportamiento unitario tiene el valor adicional de mostrar la posibilidad -y la necesidad- de la colaboración de la izquierda, del PSOE y del PCE, más allá de elementos estrictos de gobierno local, como medio de afianzar el protagonismo de la sóciedad en lagcción política, de dotar de credibilidad a las propuestas progresistas, de, generar confianza en amplios sectores ciudadanos sobre la posibilidad de un cambio real de política y de gobierno en nuestro país.

La huelga general de Getafe y las concentraciones en pueblos y barrios de la zona sur de Madrid, convocadas por Comisiones Obreras, UGT y USO y apoyadas por ayuntamientos, partidos de izquierda, asociaciones cívicas, asociaciones de comerciantes, etcétera, es un nuevo llamamiento de los trabajadores a la responsabilidad del Gobierno.

Los comunistas nos sumamos a esa convocatoria, a ese llamamiento y a la exigencia del cumplimiento del plan de viabilidad de la gama blanca.

José Luis Blázquez es miembro del comité de empresa de KeIvinator y secretario político de Getafe del PCE. Gabriel Martínez es miembro del Comité Central del PCE.

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