Los empresarios plantean un enfrentamiento frontal con los socialistas, centrado en el modelo de sociedad

A pesar de repetir constantemente que su intervención en las elecciones autonómicas es institucional, los empresarios andaluces, representados por su patronal, se han convertido en un partido más en liza. El "sexto partido", tras UCD, PSOE, PCA, AP y PSA, y salvando al resto de los que se presentan sin posibilidad alguna de conseguir diputados. La patronal es un partido atípico, es cierto, pero su influencia antes y después del 23 de febrero va a ser decisiva en la sociedad andaluza.

La campaña electoral andaluza está teniendo lugar hasta ahora en dos terrenos: el de la rivalidad habitu...

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A pesar de repetir constantemente que su intervención en las elecciones autonómicas es institucional, los empresarios andaluces, representados por su patronal, se han convertido en un partido más en liza. El "sexto partido", tras UCD, PSOE, PCA, AP y PSA, y salvando al resto de los que se presentan sin posibilidad alguna de conseguir diputados. La patronal es un partido atípico, es cierto, pero su influencia antes y después del 23 de febrero va a ser decisiva en la sociedad andaluza.

La campaña electoral andaluza está teniendo lugar hasta ahora en dos terrenos: el de la rivalidad habitual entre los partidos que compiten, y el de la rivalidad entre algunos de los llamados poderes fácticos (empresarios, iglesia ... ) y los virtuales vencedores, los socialistas. En el primero de ellos, la campaña transcurre hasta ahora de manera desasogada, visceral. Ninguno de los partidos políticos ha entrado a fondo en el debate y en la explicación de los programas electorales con profundidad.Los líderes, se intercambian insultos, frases preparadas con segunda intención, descalificaciones personales. Ejemplos de ello: "Si quieres guerra, vota al PSOE" (Luis Merino, candidato de UCD a la presidencia de la Junta de Andalucía); "Soledad Becerril debe tener llagas en los labios de tanto chupar del bote" (Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE); "Después del 23 de mayo toda la UCD andaluza va a tener cabida en un taxi" (Jorge Vestringe, secretario general de AP), etcétera. Quizá haya sido Felipe González el primer político que se ha dado cuenta de los efectos abstencionistas que podría tener una larga campaña llena de este tipo de agresiones dialécticas, y en su conferencia de Prensa del pasado viernes en Sevilla explicó el abandono de su partido de este tipo de enfrentamientos verbales.

Sin embargo, lo verdaderamente nuevo en la campaña electoral andaluza es el conflicto sistemático que se está produciendo entre la Confederación de Empresarios de Andalucía, (CEA), rama andaluza de la cúpula patronal (CEOE), y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Los empresarios organizados han decidido estimular el debate ideológico, tomando parte explícitamente por las tesis defendidas por los partidos de la derecha sociológica (Alianza Popular y Unión de Centro Democrático) y en contra, radicalmente, de las expuestas por los socialistas. En su campaña ignoran o, como mucho, critican de pasada, las posiciones del Partido Socialista Andaluz (PSA) y del Partido Comunista, por considerarlas marginales a la gran contienda derecha-izquierda que representan AP, UCD y PSOE.

Esta desatención ha sido calificada de irresponsable por un experto electoral, por entender "que la gran batalla para el Parlamento andaluz se juega entre alrededor de veinte diputados, que están imprecisos para los partidos, y que pueden ser del PSA o del PCA, que así se pueden convertir en los grupos bisagras imprescindibles para cualquier alianza de Gobierno".

El enemigo principal

Un representante de la CEA contestó a esta observación que "la campaña no está estimulando el debate, pero tampoco está para sofisticaciones. Nosotros tenemos que combatir al enemigo principal, y éste es el PSOE". Acaso así se entiendan las acusaciones que los dirigentes empresariales lanzan contra los socialistas y que, hasta hace poco tiempo, tenían siempre como principal destinatario a los comunistas. ¿Significa esto una derechización de la vida política andaluza?

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Léase por ejemplo el texto de uno de los últimos anuncios paga dos por la CEA a la mayoría de los medios de comunicación escritos. En él, bajo el título de "Que nadie te equivoque", se dice: "Votamos por el derecho a la libertad de enseñanza; para que seamos los padres quienes elijamos la moral que debe enseñarse a nuestros hijos sin que nadie les adoctrine contra nosotros.( ... ). Votamos contra los que han pretendido aparecer con piel de cordero" y hacemos creer que son moderados; pero no han conseguido ocultar que sus verdaderos objetivos son la revolución social y el marxismo. Votamos contra los que pretenden hacernos, creer que gobernarán con los comunistas pero luego lo hacen: en Asturias, en los ayuntamientos y mañana, si ganasen, en Andalucía. Votamos contra los que son capaces de cenar con los banqueros de Mad rid, mientras atacan a los empresarios en Andalucía. Contra los que dicen cosas diferentes según el público que les escucha. Contra los que después de no haber hecho nada en tres años, ahora pretenden cambiarlo todo sin que nos enteremos. Votamos contra el experimento socialista, que nos quieren recluir en el Tercer Mundo. Votamos por. tanto, contra el marxismo declarado u oculto, que no puede camuflar su radical negación de los derechos de la persona, por más que lo intente".

Este es el tono del debate que está penetrando en el tejido social andaluz. Los dirigentes empresariales utilizan este tipo de argumentos no sólo en la publicidad de la Prensa, sino en los más de 350 actos proclamados en capitales y pueblos para esta campaña. Hasta el pasado día 4 se habían celebrado 135 de estós actos, con asistencia de unas 18.000 personas vinculadas al mundo de la empresa, según fuentes de la CEA. Los mítines y asambleas se multiplicarán a partir de hoy, añadiéndose a ellos Carlos Ferrer Salat y José María Cuevas, presidente y secretario general de la CEOE, que acompañarán a los empresarios andaluces en la recta final de su campaña institucional.

La respuesta socialista no se ha hecho esperar. Tanto Felipe González como Alfonso Guerra o Rafael Escuredo han acusado a la CEA de inmiscuirse en política y de no ser representativo para ello. Los socialistas afirman que los empresarios están combatiendo ideológicamente al PSOE porque los partidos de derecha andaluces no son capaces de hacerlo por sí solos.

Juan Salas Tornero, vicepresidente de la CEA y presidente de los empresarios sevillanos, declaraba a EL PAlS que "la interpretación socialista de quién puede y quién no puede opinar políticamente fomenta la España invertebrada de la que escribió Ortega. La concepción de que únicamente los partidos pueden opinar en política, es digna del franquismo. El único monopolio que tienen los partidos es el de la representación parlamentaria, y eso no lo discutimos". Juan Jiménez Aguilar, líder de los empresarios malagueños, vicepresidente de CEPYME, y uno de los cerebros de la operación, contesta que "los socialistas no dijeron nada cuando en las elecciones de 1977 y 1979, las centrales sindicales CC OO y UGT fueron beligerantes a favor de los partidos de izquierda. Y ahora no lo son más porque están debilitados".

Se plantea así, nuevamente, el papel de las llamadas "correas de transmisión de los partidos". Hasta ahora era casi universalmente reconocida la relación PC-CC OO y PSOE-UGT, pero a partir de las elecciones andaluzas habrá que aportar Ia misma universalidad para el conjunto AP-UCD-CEOE, aunque en este caso la patronal sea la correa de transmisión de un espectro ideológico -la derecha- más que un partido en concreto.

Religión y educación

El enfrentamiento planteado por los empresarios en cuanto al modelo de sociedad no se reduce a los esquemas económicos, aunque éstos estén muy presentes ("Lo que puede discutirse razonablemente es el tema de fondo: el derecho que tienen todas las personas, por serlo, a ejercer su iniciativa privada y su libertad de creación.

Y, por tanto, el derecho a ser empresario; con cuanto ello significa de respónsabilidad social, de campo propio, en el que no puede entrar -impunemente, "como un caballo en una cacharrería", ese monstruo llamado colectivización, dice otro de los anuncios de la CEA). La educación pública y, como ayuda, la religión, también han sido planteados.

Catorce equipos de trabajo, distribuidos por las ocho provincias andaluzas, llevan a cabo una campaña por la libertad de la enseñanza, contraponiendo el ideario político de los diferentes partidos políticos. Los dirige Ang el Martínez Fuertes, presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), organización de la CEOE, quien recientemente manifestó en Huelva que Escuredo no tiene credibilidad cuando afirma que el PSOE es partidario de la libertad de enseñanza, ya que en el programa del partido figura el proyecto de escuela única, obligatoria y laica. La CECE tiene previstos 212 actos informativos con padres de alumnos y calcula que más de 800.000 votantes están afectados por el tema de la enseñanza.

Paralelamente, dos semanas antes del inicio oficial de la campaña, los obispos andaluces redactaron una pastoral en la que se afirmaba que "resultaría absurdo que la opción de un católico en las urnas fuese contradictoria con nuestra idea del hombre y de la sociedad, de los derechos humanos y de las reglas de la convivencia, de los valores morales y de las creencias religiosas". Esta pastoral ha sido considerada como una orientación de voto sublimal hacia los partidos católicos, marginando a los laicos.

Empresarios y empresarios, socialistas y socialistas

Cada una de las partes enfrentadas han acusado al contrario de no formar entes monolíticos, intentando así destruir la versión de un conflicto frontal entre la capa empresarial y los militantes socialistas.

Los dirigentes del PSOE afirman en cada una de sus intervenciones que una parte de los empresarios, y no todos, es la que intenta frenar la victoria socialista. Así, la CEA no sería representativa de los empresarios andaluces y obedecería las órdenes de las grandes empresas y de las multinacionales, y sobre todo, de la cúpula patronal de Madrid. La presencia de Ferrer y Cuevas, a partir de hoy, en Andalucía, servirá para profundizar en esta interpretación. La CEA, por boca de uno de sus dirigentes, el malagueño Jiménez Aguilar, contesta que "cómo es posible que ahora no seamos representativos cuando hemos sido los interlocutores válidos para toda la negociación colectiva de la región. Además, el 99% de las empresas andaluzas son pequeñas y medianas". Para reafirmarlo, el único dirigente empresarial que acudió hasta hoy a Andalucía a actos de la CEA fue Javier González Estefani, presidente de CEPYME.

Y además, la Confedeiación Andaluza contraataca; su vicepresidente Juan Salas Tornero, declara "Quien sí tiene intereses contrapuestos es el PSOE. ¿Quién es el PSOE, Felipe González o Alfonso Guerra, Rodríguez de la Borbolla o Escuredo? Los socialistas, tienen una doble o una triple apariencia; no aclaran cuáles son sus límites ideológicos. En el partido cabe una gama tan amplia de posibilidades ideológicas que más que una formación socialista parece la reencarnación del movimiento nacional".

Nadie podía esperar una confrontación tan amplia. Pese a la declaración de adversarios políticos que hacen quienes pretenden quitan hierro al enfrentamiento, CEA y PSOE parecen enemigos políticos. Y todo ello a pesar del pacto de no agresión convenido antes de la campaña. Juan Salas afirma que "antes del comienzo hubo un almuerzo al que asistieron personas muy representativas de la CEA y del PSOE, en el que se pidió un debate profundo sobre los programas, y se llegó a un acuerdo de no descalificación personal o institucional durante la campaña, que nosotros hemos respetado. El PSOE, no, y comenzó llamándonos tramposos".

El PSOE, sin embargo, recuerda que la apertura de hostilidades fue de la CEA cuando denominó a los socialistas como "golpistas al revés", cuando la Junta de Andalucía convocó a un acto de adhesión al rey Juan Carlos, al cual no asistieron los empresarios. Martín Almendros, presidente de la CEA explica que dicho acto fue "una maniobra electoral del PSOE. No hay que ir diciendo todos los días que somos buenos españoles o que nos adherimos al Rey o a la Constitución. Ello está sobreentendido para nosotros. En cambio, el PSOE, que es un partido socialista, ¿por qué tiene que estar repitiendo todos los días que no va a haber nacionalizaciones, por ejemplo?".

Miedo al socialismo

Personas que intentan ver la campaña electoral con un mínimo de objetividad y de distancia partidista, no dudan en calificar la actitud de la CEA de pujadista. Los empresarios han intentado canalizar todo el miedo al marxismo que la sociedad española ha recibido cemo educación durante más de cuarenta años de abstinencia democrática. Según El Correo de Andalucía", el presidente de la CEA, Martínez Almendros, en una reunión en Granada, afirmó que "los socialistas engañan al electorado con falsas imágenes de moderación cuando en realidad lo que pretenden es la revolución social. Si ganasen las izquierdas, en Andalucía podría haber otro 14 de abril".

Alfredo Molinas, presidente de Fomento del Trabajo Nacional, la patronal catalana, que inició la carupaña de movilizaciones empresariales en período de elecciones, intervino el pasado jueves en un acto empresarial en Sevilla, en el marco del aristocrático hotel Alfonso XIII. Con la sala abarrotada de empresarios, que escuchaban, sentados y de pie, las intervenciones de sus dirigentes naturales, Molinas dijo: "De una forma sibilina y constante, el PSOE va incrustando sus teorías en la sociedad, con lo que se va realizando una revolución tranquila que cambia el modelo de sociedad. Por estar todo el día trabajando en nuestras empresas, nos hemos dejado arrebatar algunas banderas que son nuestras, como la del progreso. Los que realmente somos progresistas somos los empresarios".

Muchas veces como misioneros, otras como políticos sin partido, los empresarios de la CEA están logrando, ellos sí, hacer penetrar su discurso en la sociedad andaluza. Y esto sí que tendrá consecuencias en las elecciones del día 23, y más allá de las elecciones. Si no gana el PSOE habrán conseguido un triunfo sonado, que inspirará la actividad de la CEOE cara a los próximos comicios generales. Pero si barre el PSOE, el futuro de las relaciones entre el Gobierno andaluz y los inversores andaluces estará contaminado. Jiménez Aguilar quita hierro a esta posibilidad: "El 24 de mayo, pase lo que pase, los empresarios estarán trabajando en sus empresas. Lo único que pediremos son las condiciones objetivas para estar cómodos en nuestro trabajo". Sin embargo, José Bohórquez Mora-Figueroa, vicepresidente de la CEA y presidente de la Federación de Agricultores y Ganaderos de Andalucía, explica que "ahora no hay ningún proceso de desinversión, lo que no quiere decir que no lo pueda haber. Si se hace más difícil invertir en Andalucía que en otras regiones de España, los inversores se irán fuera de Andalucía".

Contra los experimentos

Este ambiente está implícito en algunos de los anuncios insertados por la CEA. "Andalucía no está para experimentos", se dice en una publicidad. "Servir de conejillos de Indias sería el peor futuro para Andalucía. El socialismo sólo busca eso: el peldaño donde experimentar lo que otras regiones españolas no le han dejado hacer. Desarrollo o Tercer Mundo. Esta es la alternativa que se plantea en estas elecciones. Una economía de mercado no puede ser administrada bien por quienes no creen en ella".

Casi todos los discursos de los empresarios por pueblos y capitales tienen las mismas constantes: el electorado no distingue claramente lo que hay detrás de cada partido, por falta de formación política y por la maniobra de confusión de algunos partidos que no dicen claramente su modelo de sociedad (primera constante); el programa del PSOE, o no existe, o no lo conocemos. El PSOE no dice nítidamente cuál es su modelo económico ni su modelo de sociedad (segunda constante); los empresarios queremos riqueza para todos, no pobreza para todos (tercera constante); el PSOE quiere una sociedad más igualitaria, lo que no quiere decir una sociedad más justa (cuarta constante); hay que destruir las identidades entre socialismo y Andalucía y socialismo y libertad. Andalucía y libertad no son patrimonio del socialismo (quinta constante); entérate, ciudadano, de lo que votas, que algún día no tengas que arrepentirte y lamentarte de lo que has votado (sexta constante).

Los beneficiarios

Martín Almendros reconoce que tras su campaña institucional hay unos beneficios políticos indirectos: Alianza Popular y Unión de Centro Democrático. "Es irremediable este efecto inducido", dice, "pero son los partidos que defienden nuestro modelo de sociedad".

Sin embargo, hay empresarios que entienden que "la campaña ha sido tremeridista y, es un apoyo más a algunos empresarios, sobre todo del ámbito rural, que entienden que el sistema político español tiene su izquierda en UCD; su centro, en AP, y su derecha, en Fuerza Nueva, lo cual es muy peligroso". José Bohórquez reconoce que en todas las sociedades rurales, el voto se escora a la derecha. En Andalucía pasa lo mismo". Sin embargo, no cree en posibilidad alguna de FN.

Los partidos también se han dado cuenta de ese efecto inducido, y AP y UCD se disputan las gracias de los empresarios. Jorge Verstrynge, de AP, coincide al describir las desgracias que sobre Andalucía caerán de vencer los socialistas: 100.000 parados más en seis meses, ni un duro en inversiones, huida de capitales y de empresas, incremento de los impuestos, etcétera. Y Soledad Becerril, ministra de Cultura y militante de UCD, tras lamentarse de que Andalucía no haya tenido históricamente una burguesía, expresa su apoyo al empresariado andaluz sin matices, "no como el PSOE, que dice que sólo apoya a los pequeños y medianos empresarios".

Además, ambos partidos han incluido a empresarios en sus listas. Por ejemplo, el número tres por Sevilla de UCD es Javier López de la Puerta, ex presidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Andalucía; el número tres de AP por la misma provincia es Jerónimo Enrile, presidente de la Cámara Agraria de Sevilla. "Estos empresarios se han presentado a título personal", dice Bohórquez. "En ningún momento ha habido instrucciones de la CEA para que entrasen empresarios, en las listas de UCD y AP".

Sin embargo, en el pasado mes de febrero, los empresarios cordobeses expresaron su interés por colocar a algunos de sus hombres en las listas al Parlamento andaluz, "por los partidos no marxistas", a través de la confederación empresarial correspondiente. Su presidente, Juan Vidal, tras mantener una reunión en Sevilla con Carlos Ferrer, declaró que "en el Parlamento hacen falta hombres de empresa, porque es necesario que, ya que la política incide en la empresa, el empresario incida en la política".

Según se publicó entonces, para esta iniciativa se seleccionaron las personas que podrían resultar idóneas, y se estaba dispuesto a emplear hasta ochenta millones de pesetas en lo que, a niveles coloquiales, se conoce como impuesto antirevolucionario.

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