Experiencia de un incendio

Le escribo en relación con la noticia aparecida en EL PAIS el día 17 de abril de 1982 respecto al incendio ocurrido en el hotel Monte Alba, situado al pie de la estación de esquí de Cerler (Huesca), donde mi hijo de ocho años y yo estábamos albergados, durmiendo, la madrugada del 16 de abril de 1982, en que tuvo lugar el suceso, del cual escapamos sin daño alguno de forma providencial.Digo providencial porque la instalación del hotel carecía del equipamiento necesario para hacer frente a un incendio, aunque de proporciones reducidas como el ocurrido. Si no se produjo un desastre similar al del...

Le escribo en relación con la noticia aparecida en EL PAIS el día 17 de abril de 1982 respecto al incendio ocurrido en el hotel Monte Alba, situado al pie de la estación de esquí de Cerler (Huesca), donde mi hijo de ocho años y yo estábamos albergados, durmiendo, la madrugada del 16 de abril de 1982, en que tuvo lugar el suceso, del cual escapamos sin daño alguno de forma providencial.Digo providencial porque la instalación del hotel carecía del equipamiento necesario para hacer frente a un incendio, aunque de proporciones reducidas como el ocurrido. Si no se produjo un desastre similar al del Corona de Aragón fue debido al arrojo y a la colaboración de las gentes del pueblo y de los empleados del hotel, puesto que el primer coche de bomberos apareció a las cuatro horas y media de iniciarse el incendio.

Por otra parte, el hotel no disponía de alarma contra incendios, ni ducha de agua apagafuegos, ni detectores de humo o calor, ni circuito de agua a presión para incendios, ni de mangueras apropiadas (se usó la de una discoteca cercana), ni siquiera de una buena dotación de extintores, ya que los utilizados tuvieron que ser traídos desde el hotel Cerler (al parecer, propiedad de la misma, empresa, con las mismas deficiencias reales que las de Monte Alba y que, para más inri, alberga a doscientos o trescientos niños durante la temporada de esquí). /