La DC italiana encara su XV Congreso en una situación crítica

Mañana, domingo, empieza el XV Congreso Nacional de la Democracia Cristiana, el partido de mayoría relativa que durante los últimos cuarenta años ha sido el eje de la vida política italiana, convertido en una fortaleza de poder identificada con el Estado. En realidad, es un fenómeno raro de un partido que con el 40% de los votos ha tenido en sus manos el 90% del poder real de la nación.Ahora, este partido se presenta a su congreso profundamente en crisis, desorientado y con miedo. Su enemigo número uno no es ya el Partido Comunista, que es la segunda fuerza electoral italiana, sino el agresivo...

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Mañana, domingo, empieza el XV Congreso Nacional de la Democracia Cristiana, el partido de mayoría relativa que durante los últimos cuarenta años ha sido el eje de la vida política italiana, convertido en una fortaleza de poder identificada con el Estado. En realidad, es un fenómeno raro de un partido que con el 40% de los votos ha tenido en sus manos el 90% del poder real de la nación.Ahora, este partido se presenta a su congreso profundamente en crisis, desorientado y con miedo. Su enemigo número uno no es ya el Partido Comunista, que es la segunda fuerza electoral italiana, sino el agresivo Partido Socialista, que está dispuesto a arrancarle el protagonisnio político, sustituyendo a la Democracia Cristiana en una versión progresista y reformadora.

Junto con el Partido Socialista los otros pequeños partidos llamados laicos: republicanos, socialdemócratas, liberales y radicales. En tiempos anteriores, todos estos partidos y el socialista, eran como los satélites que giraban alrededor del gran planeta de la DC, que los usaba a su gusto y consumo para mantenerse siempre en el poder bajo el pretexto de hacer frente al Partido Cornunista.

Ahora estos partidos, juntos, piden a la Democracia Cristiana para poder seguir colaborando con ella, una dignidad paritaria.

El fenómeno Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista, le ha convertido en el personaje numero uno del país. El caso socialista está atrayendo muchas simpatías a este partido que antes iban a los comunistas o democristianos, y el éxito de la primera diligencia del Gobierno no democristiano del republicano Giovanni Spadolini, hace que la Democracia Cristiana, por primera vez, tema de verdad perder la hegemonía política del país.

Y ello, sobre todo, en un momento en el que el Partido Comunista ha abandonado su antiguo sueño del compromiso histórico, se ha hecho más crítico con los democristianos y tiende la mano a los hermanos socialistas.

Escasean los votos

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Los democristianos saben que hoy ya no pueden formar ningún Gobierno sin los socialistas. Les faltan votos. Saben que los socialistas aspiran a la presidencia del Gobierno y conocen también que ya ha sido anunciada la convocatoria del Comité Central del Partido Socialista para, después del Congreso de la DC, dar una valoración política del mismo.Lo han dicho claramente: o los democristianos aceptan la línea socialista de una "gran reforma de las instituciones" y un "pacto de Gobierno" que dure los dos años que faltan hasta las próximas elecciones, o habrá una crisis que llevará a elecciones anticipadas.

Por eso la elección del nuevo secretario, que esta vez será elegido por primera vez en este partido directamente por el Congreso, tiene una importancia crucial. Y el partido está dividido entre quienes desean un secretario que acerque el partido a los comunistas para evitar el peligro Craxi, y quienes desean hacer un pacto de hierro con los socialistas, para abrir una nueva fase de gobernabilidad del país, eliminando el eterno problema de los comunistas al Gobierno o fuera del Gobierno.

Lo mismo que en el Congreso anterior se formó un bloque de anticomunistas que derrotó a Benigno Zaccagnini, heredero de la tradición de Aldo Moro, esta vez Podría, al revés, formarse un grupo mayoritario antisocialista. El candidato existe: se llama Ciriaco de Mita. Pero todos los sondeos revelan que la Democracia Cristiana llegará a un compromiso: el secretario podría ser Arnaldo Forlani, actual presidente del partido, que es de centro, con De Mita como vicesecretario único.

Así, el partido no volverá a dividirse, el PS no tendrá motivos para adelantar las elecciones y todo podría quedar igual.

Lo que no cabe duda es que un congreso democristiano es siempre un gran espectáculo. Sus enemigos lo llaman un circo. De cualquier modo, representa el grupo político aún hoy más numeroso en este país.

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