Pedro Laín da una visión esperanzadora de la ciencia española

«Rehuyo la palabra optimismo, pero la mía es una visión esperanzada de la situación actual de la ciencia en España y, sobre todo, de sus posibilidades para un futuro inmediato», ha declarado el profesor y académico Pedro Laín Entraigo, que desde el pasado día 2 imparte un curso sobre el tema en la Fundación Juan March, del que hoy dará la segunda conferencia.La base de esta esperanza está, según Pedro Laín, en las dos instituciones que hacen ciencia en España, la Universidad y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, «pese a sus numerosos problemas», y, sobre todo, en «la existencia...

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«Rehuyo la palabra optimismo, pero la mía es una visión esperanzada de la situación actual de la ciencia en España y, sobre todo, de sus posibilidades para un futuro inmediato», ha declarado el profesor y académico Pedro Laín Entraigo, que desde el pasado día 2 imparte un curso sobre el tema en la Fundación Juan March, del que hoy dará la segunda conferencia.La base de esta esperanza está, según Pedro Laín, en las dos instituciones que hacen ciencia en España, la Universidad y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, «pese a sus numerosos problemas», y, sobre todo, en «la existencia de grupos de científicos que, desconectados quizá, quizá sin demasiado apoyo, están contribuyendo abundantemente a la ciencia europea». Esto se ve, según el profesor Laín, en las contribuciones, sorprendentes y numerosas, de científicos españoles a revistas internacionales. Y esto no sólo en las ciencias baratas, las que «sólo necesitan un hombre y papel», como buena parte de las ciencias humanas, sino también en materias que requieren más medios, como la física o la bioquímica.

En cualquier caso, no es una situación óptima, ni mucho menos. «Hace falta», dice Laín Entralgo, «una política científica coherente, que permita a España ponerse en el lugar que le corresponde: produciendo la ciencia que debe un país europeo de 35 millones de habitantes». Para esto, la ciencia de est e país debe superar las dificultades históricas que han cortado su producción científica, y también debe conocer la ciencia que, a trancas o a barrancas, individualidades excepcionales han podido hacer en este país. Al análisis de esta historoia de la ciencia española ha dedicado Laín Entralgo la mayoría de sus cuatro clases.

Efectivamente, la primera, que impartió el día 2, se ocupó de la contribución española a las ciencias positivas hasta Ramón y Cajal, desde los científicos árabes a los problemas con el Indice eclesiástico, que, al prohibir numerosos libros de ciencia renacentista, impedía el acceso a las fuentes. En la discusión filosófica entre fe y ciencia, España estuvo, desde la Contrarreforma, del lado de la fe. En la lección de hoy, Laín Entralgo estudia tres fases de la ciencia española, de Cajal a la guerra civil, como un intento de homologación a Europa sembrado de polémicas, el tajo de la guerra con el consiguiente año masivo de profesores e investigadores, y la ciencia en las dos instituciones antes mencionadas, a partir del año 1940.

En las dos clases que quedan, que se celebrarán el próximo martes, sobre El problema de la ciencia en España, y el jueves 11, sobre Nuestra ciencia hoy y mañana, el profesor Laín hará un diagnóstico de la situación actual y un diseño de lo que puede ser una política científica integral.

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