Cartas al director

Respuesta a López Quintás

He leído con el lógico interés la carta del profesor López Quintás, agregado de la Universidad Complutense, sobre el tema "¿Qué es ser persona?" y en previsión de posibles uso proabortistas del pensamiento dialógico-personalista. Mi interés proviene de que conozco la persona de dicho pensador desde -la época ya algo remota en que cierto departamento de filosofía de una universidad autónoma fue diezmado, sus componentes expulsados de la actividad docente y sustituidos por personas más o menos dialógicas y a no dudar amarillas, entre las que figuraba en primer término el doctor Lóp...

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He leído con el lógico interés la carta del profesor López Quintás, agregado de la Universidad Complutense, sobre el tema "¿Qué es ser persona?" y en previsión de posibles uso proabortistas del pensamiento dialógico-personalista. Mi interés proviene de que conozco la persona de dicho pensador desde -la época ya algo remota en que cierto departamento de filosofía de una universidad autónoma fue diezmado, sus componentes expulsados de la actividad docente y sustituidos por personas más o menos dialógicas y a no dudar amarillas, entre las que figuraba en primer término el doctor López Quintás.Comprendo que no es necesariamente lo mismo relacional que relativista; admito que las matizaciones sobre el estatuto ontológico del entre (quizá se trate de una errata: ¿será del entrecot?) son urgentes; nada tan perentorio, lo reconozco, como distinguir entre personeidad y personalidad, realidad y ser, etcétera. Los trabajos de López Quintás están ahí para ilustrarnos sobre tales temas y a ellos me remito. Por mi parte, no estoy en disposición de responder al peliagudo interrogante de cuándo se es persona, pero en cambio puedo aclarar -por si ayuda- cuándo se es mala persona: cuando se confunde lo mercedario con lo mercenario, cuando se colabora con las dictaduras represoras de la cultura y se ayuda a los enemigos de la libertad de cátedra, cuando se presta uno voluntario para sustituir a compañeros expulsados de su trabajo por la arbitrariedad gubernamental.

A favor del aborto hay dos tipos de argumentos, unos a priori y otros a posteriori. Considero la trayectoria biográfica y académica del doctor López Quintás, por no hablar de su producción teórica, como un brillante ejemplo del segundo tipo. Como él muy bien dice, "una ética montada sobre bases endebles deja a los hombres y a las sociedades con las raíces existenciales al aire y los expone, consecuentemente, a los mayores riesgos". Cuando habla de ética, López Quintás se queda con algo más que las raíces existenciales al aire: ¡él sabrá a lo que se expone!/

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