Valores de la Iglesia católica
No cabe duda que la Iglesia católica está en época de cambio, y que algunos lo aprovechan para atacarla durainente. Para ser ecuánimes, se han de resaltar también sus valores, que sus oponentes desconocen o no mencionan. Dos muestras:Una. La Iglesia católica no tiene discriminaciones de tipo social, económico o cultural en cuanto al origen de las personas que son sus jerarquías. Siendo una institución de tanto volumen e importancia mundiales, acepta ser regida por seres nacidos en familias tanto humildes como pudientes.
Todos recordamos a José Roncalli -Juan XXIII- y tenemos pres...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
No cabe duda que la Iglesia católica está en época de cambio, y que algunos lo aprovechan para atacarla durainente. Para ser ecuánimes, se han de resaltar también sus valores, que sus oponentes desconocen o no mencionan. Dos muestras:Una. La Iglesia católica no tiene discriminaciones de tipo social, económico o cultural en cuanto al origen de las personas que son sus jerarquías. Siendo una institución de tanto volumen e importancia mundiales, acepta ser regida por seres nacidos en familias tanto humildes como pudientes.
Todos recordamos a José Roncalli -Juan XXIII- y tenemos presente a Carlos Wojtyla -Juan Pablo II-, que son de familias campesina y obrera, respectivamente.
La segunda. La Conferencia Episcopal Española está compuesta por personas de avanzada edad y que además son representantes de comunidades numerosas e importantes. Incluso tienen en sus mano muchos poder e influencia. Es admirable que dicha institución se reúna, tal como nos muestran a menudo los medios gráficos de información, no en locales suntuosos y confortablemente amueblados, sino en salas sencillas, con mobiliario nada solemne, sino más bien parecido al de una escuela o al del comedor de una fábrica.
Cuando la Iglesia es interpelada alegando elasismos o suntuosidades en sus edificios, bien está des.tacar estas otras sencillas verdades, vividas calladamente./