Mitin de Fraga en Bilbao, en un ambiente triunfafista

En medio de un ambiente triunfalista, unas 1.500 personas acudieron el domingo en Bilbao al mitin organizado por Alianza Popular para dar ocasión a sus seguidores de escuchar directamente de labios de Manuel Fraga sus tesis sobre la situación política actual, entre las que no faltaron alusiones a la fórmula bipartidista, por una parte, y a la necesidad de «cerrar definitivamente, dentro de la mutua confianza, el contencioso territorial con autonomías reales dentro de una nación española indestructible», por otra.«España», dijo Fraga. «necesita dos grandes fuerzas políticas, con proyección en l...

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En medio de un ambiente triunfalista, unas 1.500 personas acudieron el domingo en Bilbao al mitin organizado por Alianza Popular para dar ocasión a sus seguidores de escuchar directamente de labios de Manuel Fraga sus tesis sobre la situación política actual, entre las que no faltaron alusiones a la fórmula bipartidista, por una parte, y a la necesidad de «cerrar definitivamente, dentro de la mutua confianza, el contencioso territorial con autonomías reales dentro de una nación española indestructible», por otra.«España», dijo Fraga. «necesita dos grandes fuerzas políticas, con proyección en las distintas regiones, donde no caben ya ni los extremismos ni los maximalismos. Unos tirarán más por la banda rápida y otros pediremos que se estudien mejor las soluciones. Pero está claro que no podemos volver al siglo XIX». Por el contrario, lo que hay que hacer, en opinión del presidente de AP, es «mirar al año 2000, poniendo la vista en la resolución de cuatro grandes temas: la versión española de la vida democrática, la inserción en la comunidad internacional de nuestros días, la idea de una moral pública aceptable para la gran mayoría y la definición de nuestras instituciones y pautas de gobierno».

Respecto a esa «moral pública aceptable», Manuel Fraga advirtió no estar «dispuesto a tolerar que la televisión nos meta en casa la pornografía». No regateó críticas a UCD, a la que definió como «un artilugio para disfrutar del poder», en cuyo seno el abanico de opciones es más heterogéneo que el existente en todo el Parlamento alemán.

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