Hispanidad en el "Madison"

De triste y vergonzoso espectáculo hay que calificar la Gran gala del Madison Square Garden, de Nueva York, el domingo 11 de octubre. No hay otro calificativo para lo que pretendía ser una expresión genuina de la comunidad hispana, y se limitó, como era de esperar, a lo de siempre: cantantes que usan el trampolín de los mass media para promocionar sus mediocres productos, presentadores de verborrea fácil que hablan, sin decir nada y, como música de fondo, el amaestrado concierto de aplausos de un público convenientemente adormecido en el vaivén de los tópicos.Ese mismo día, y a esa mism...

De triste y vergonzoso espectáculo hay que calificar la Gran gala del Madison Square Garden, de Nueva York, el domingo 11 de octubre. No hay otro calificativo para lo que pretendía ser una expresión genuina de la comunidad hispana, y se limitó, como era de esperar, a lo de siempre: cantantes que usan el trampolín de los mass media para promocionar sus mediocres productos, presentadores de verborrea fácil que hablan, sin decir nada y, como música de fondo, el amaestrado concierto de aplausos de un público convenientemente adormecido en el vaivén de los tópicos.Ese mismo día, y a esa misma hora, miles de personas de toda Hispanoamérica celebraban la efemérides de otro modo: en la cárcel o el exilio, llorando a sus muertos o desaparecidos, sufriendo atroces torturas o luchando en la clandestinidad. Por eso, durante toda la emisión no cesé de preguntarme si es que ni una sola de las 20.000 almas que llenaban el Madison tenía conocimiento de las violaciones de los derechos humanos que están teniendo lugar hoy mismo en varios países de, Latinoamérica. Sí, ya sé, sólo se trataba de celebrar el Día de la Hispanidad, no de hacer política, pero ¿qué puede esperarse de una comunidad que olvida a los que mueren o sufren tortura y cárcel a manos de dictaduras asentadas en su propio suelo?/