Los bancos perciben desde ayer 8 pesetas por cada recibo domiciliado de telefono o electricidad

Desde ayer, las distintas compañías eléctricas y la Telefónica abonan a los bancos y entidades financieras ocho pesetas por cada recibo facturado a los usuarios a través de los mismos. El acuerdo, suscrito el 31 de julio entre directivos de ambos grupos de empresas y de la Asociación Española de Banca Privada, tiene una gran trascendencia, pues introduce por primera vez en el sistema bancario español el cobro de este tipo de servicios.

Las compañías eléctricas y la Telefónica según este acuerdo, entregan en cintas magnéticas el listado de abonados a los bancos y éstos elaboran los recib...

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Desde ayer, las distintas compañías eléctricas y la Telefónica abonan a los bancos y entidades financieras ocho pesetas por cada recibo facturado a los usuarios a través de los mismos. El acuerdo, suscrito el 31 de julio entre directivos de ambos grupos de empresas y de la Asociación Española de Banca Privada, tiene una gran trascendencia, pues introduce por primera vez en el sistema bancario español el cobro de este tipo de servicios.

Las compañías eléctricas y la Telefónica según este acuerdo, entregan en cintas magnéticas el listado de abonados a los bancos y éstos elaboran los recibos correspondientes y los pasan al cobro de los usuarios. Por su servicio cobran ocho pesetas en cada recibo, y otras ocho pesetas en caso de devolución de los mismos. Fuentes bancarias, satisfechas en principio por la introducción del cobro de estos servicios, manifestaron ayer a EL PAÍS, sin embargo, que la cifra fijada -las ocho pesetas- es la mitad de lo que a ellos les cuesta prestar dichos servicios. Por otra parte, según la banca, estos servicios se cobran en la mayor parte de los países.El costo medio, según los estudios de la banca, estaría en dieciséis pesetas por recibo. Por ello, consideran que el acuerdo es transitorio y que deberá ser revisado próximamente. En las negociaciones con Telefónica y las eléctricas, los representantes bancarios propusieron, sin éxito, un sistema de incremento gradual del precio de los servicios por cobro de recibos, que pasaría de las ocho pesetas por unidad en septiembre de 1981, a dieciséis pesetas por unidad, en octubre de 1982. Los medios bancarios ar gumentan que, de las ocho pesetas que les entregan las compañías por recibo, seis tienen que dedicarlas al franqueo de correos. Es decir, les quedan dos pesetas para la confección de recibos y su tramitación.

El volumen económico directo que supone para los bancos este acuerdo, aun en el caso de que no fuera revisado al alza en los próximos meses, alcanza varios miles de millones de pesetas anuales, a la vista de los cerca de doce millones de teléfonos instalados en España y de los más de dos millones de abonados a los servicios eléctricos para usos privados (a ellos habría que añadir los abonados para usos industriales).

La importancia de este acuerdo, no obstante, trasciende estas cifras. El que las mayores compañías, en cuanto a usuarios de servicios con recibo de cobro -eléctricas y Telefónica- hayan aceptado el principio de abono a los bancos de estas prestaciones, supone que el resto de las empresas -les guste o no- deberán plegarse al mismo régimen o volver al costoso sistema de los cobradores domiciliarios. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los recibos se abonan hoy por banco o institución financiera, el volumen económico que puede suponer para las entidades crediticias el cobro de estos servicios puede alcanzar cifras cuantiosas. Máxime cuando las tarifas bancarias de cobro de servicios están en régimen de libertad.

Fuentes bancarias, por su parte, destacan las importantes cifras de ahorro que supone para las distintas compañías la supresión de sus redes de cobradores domiciliarios y la elaboración de recibos. El pago de estos servicios, aparentemente, no es repercutido directamente sobre el usuario, aunque lógicamente al Final acabará incrementando la cantidad a satisfacer por el abonado. No obstante, en 1980, Telefónica declaró unos beneficios de 23.816 millones y los de las distintas compañías eléctricas -en términos generales- también han sido cuantiosos.

En cualquier caso, lo cierto es que los bancos incrementarán sus ingresos por servicios, pues hasta ahora los prestaban sin aparente contrapartida por parte de quíenes domicilian sus recibos. Aunque no han sido publicados datos precisos al respecto, una aproximación a la realidad puede sacarse de la cuenta de resultados consolidados de banca y cajas de ahorro, en 1980, publicadas por el Banco de España. Excluidas las comisiones por servicios ligados al crédito, el capítulo otros productos ordinarios de los bancos recoge 19.223 millones de pesetas en 1980 (aumento del 26,4% sobre el precedente) para «comisiones por avales y créditos documentarios», así como 49.839 millones de pesetas para el de «productos por otros servicios bancarios». Estos últimos productos crecieron el año pasado un 43,5 % sobre los de 1979, año en que a su vez aumentaron el 77,8% (de 19.538 a 34.732 millones de pesetas) sobre 1978. En el cuadro adjunto se refleja el reparto de los ingresos por servicios en los siete grandes de la banca, en 1978 y 1979, de acuerdo con un trabajo de investigación bancaria.

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