Factores ajenos a la economía han empeorado las expectativas empresariales

Las expectativas empresariales y los planes de inversión se han visto adversamente afectados en España por factores no económicos, tales como las incertidumbres de varias consultas electorales, la necesidad de corregir la herencia política del pasado, el terrorismo y la política de autonomías, según pone ole manifiesto el borrador del informe sobre la economía española que ha elaborado la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), al que ha tenido acceso EL PAIS.

A la hora de comentar el estado de la economía española, el informe analiza el contexto político en que se tr...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Las expectativas empresariales y los planes de inversión se han visto adversamente afectados en España por factores no económicos, tales como las incertidumbres de varias consultas electorales, la necesidad de corregir la herencia política del pasado, el terrorismo y la política de autonomías, según pone ole manifiesto el borrador del informe sobre la economía española que ha elaborado la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), al que ha tenido acceso EL PAIS.

A la hora de comentar el estado de la economía española, el informe analiza el contexto político en que se trata de elaborar una política económica y, al margen de los factores de índole meramente económica, se hacen ciertas valoraciones de tipo político que, según fuentes ministeriales, se habrían tratado de obviar en la redacción final del documento.En sus conclusiones, la OCDE señala que «los acontecimientos políticos internos han jugado también un papel importante» en el mantenimiento de los amplios desequilibrios económicos existentes en España. Así, el informe juzga que «dado el contexto histórico se ha concedido prioridad a las reformas institucionales y políticas en detrimento de la política económica».

Los Gobiernos anteriores a 1977 no hicieron nada

El informe sugiere, en este sentido, que los diferentes Gobierno españoles no hicieron prácticamente nada hasta 1977, con la redacción de los pactos de la Moncloa, para adoptar un programa de estabilización que mitigara los desequilibrios originados por la primera crisis del petróleo de 1973-1974.Además, añade el informe, el Gobierno español se ha mostrado especialmente lento, con continuos retrasos, para poner en práctica un programa energético a medio plazo, historia que también se ha repetido con la reestructuración de los sectores industriales en crisis. Sólo en los dos últimos años se ha realizado algo positivo en estos dos frentes. Esta cuestión es especialmente importante, ya que España es el país de la OCDE que mayor dependencia tiene del exterior en el frente energético.

Otro de los aspectos más resaltables del borrador del informe de la OCDE (cuyas magnitudes macroeconómicas correspondientes al año 1981 fueron adelantadas en nuestra edición del pasado día 15) se refiere a los factores extraeconómicos que han podido influir sobre la preocupante situación de la balanza de pagos. Según el informe, la devaluación de la peseta y los movimientos especulativos que esta originó tuvieron un impacto significativo en ciertas transacciones invisibIes y movimientos privados de capitales.

«Es muy probable», dice textualmente el informe, «que la actitud pasiva de la política económica durante este período haya jugado un importante papel

Entre las conclusiones del secretariado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico sobre la situación de la economía española destaca muy especialmente la escasa inversión realizada en los últimos años y el fuerte componente energético que padece la crisis española. «La situación en los primeros meses de l98l», señala el documento de la OCDE, « permanece difícil, caracterizada por un lento crecimiento de la actividad, caída de la inversión privada, crecimiento del desempleo y -a pesar de una cierta moderación en los crecimientos de los precios a lo largo de 1980- una persistente alta tasa de inflación». Aunque la demanda interior ha sido débil, la balanza por cuenta corriente se ha deteriorado de forma significativa en el transcurso del último año, reflejando un lento crecimiento del comercio mundial y una pérdida de competitividad exterior.

La política de demanda, incluyendo un amplio crecimiento de la inversión pública, contribuirá, según la OCDE, a sostener la actividad económica durante este año. Sin embargo, el crecimiento de las exportaciones, pese a un cierto fortalecimiento de la competitividad exterior, debido a la paulatina depreciación de la peseta desde mediados de 1979, permanecerá inevitablemente moderado en un entorno internacional ya de por sí bastante débil.

En estas circunstancias, la OCDE estima que el crecimiento del producto interior bruto se mantendrá bajo, el desempleo podría crecer, el déficit de la balanza por cuenta corriente podría ampliarse, mientras que la inflación parece. mantenerse en un lento crecimiento.

Por otra parte, la OCIDE reconoce que la persistencia de los grandes desequilibrios económicos ha sido mayor en España que en otros muchos países, debido al retraso experimentado en los ajustes que debieron seguir a los cambios en las condiciones económicas mundiales sufridos a mediados de los años setenta. La gran deseventaja de España con respecto a los demás aparece claramente señalada en el tema energético y en el retraso de las autoridades españolas a la hora de implantar políticas industriales de reestructuración para adaptarse a las nuevas necesidades impuestas por la crisis energética y el desempleo. El componente energético aparece como el principal causante de la recesión.

Archivado En