Otra vez la ceremonia de la confusión

Las aguas políticas, en apariencia calmas, pero recorridas en sus fondos más o menos profundos por corrientes contrapuestas, se han encrespado especialmente hace dos jornadas.¿Motivos? Los vientos que soplan desde una concreta fecha, cercana, muy cercana todavía en el calendario: la del 23 de febrero. Aquella noche y para decirlo con la expresión curiosamente empleada días antes por el propio Adolfo Suárez en su televisado mensaje de despedida, la democracia estuvo a punto de quedar incluida en uno de los paréntesis endémicos que desde hace poco más o menos siglo y medio se suceden en el país....

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Las aguas políticas, en apariencia calmas, pero recorridas en sus fondos más o menos profundos por corrientes contrapuestas, se han encrespado especialmente hace dos jornadas.¿Motivos? Los vientos que soplan desde una concreta fecha, cercana, muy cercana todavía en el calendario: la del 23 de febrero. Aquella noche y para decirlo con la expresión curiosamente empleada días antes por el propio Adolfo Suárez en su televisado mensaje de despedida, la democracia estuvo a punto de quedar incluida en uno de los paréntesis endémicos que desde hace poco más o menos siglo y medio se suceden en el país. Paréntesis en gestación desde hacía dos meses por lo menos -según información suministrada por un periódico madrileño anteayer y por otro ayer- con dos formas técnicamente diferentes, pero un origen al parecer común en ambos textos: la documentación sumarial de los hechos. ( ... )

Porque, a fin de cuentas, si de lo que se trataba era de impedir que se quebrantara el secreto sumarial de los hechos del 23 y 24 de febrero, correspondía -corresponde- al poder judicial velar por ello. Si las declaraciones y providencias se .encuentran «sub judice», lo que implica automáticamente su carácter secreto, es la vía judicial única para salvaguardarlas. Sólo al poder judicial corresponde, por tanto, la decisión de si el quebrantamiento de ese secreto constituye delito.

Cuanto antecede es tan claro como un vaso de agua. De agua clara, naturalmente. Y ahí se llega a la pregunta: ¿a quién interesa enturbiarla?

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2 de mayo

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