Agnelli califica de "tardías e insuficientes" las medidas económicas de urgencia italianas

Mientras llueven las protestas de los sindicatos y de la oposición de izquierdas contra las graves medidas económicas tomadas por el Gobierno el domingo pasado, el primer gran industrial privado del país, Giovanni Agnelli, creador del imperio Fiat, ha declarado que estas medidas «no bastan», que podrán al máximo dar ocho meses de oxígeno a la crisis. Se trata, ha añadido el empresario de Fiat, de «medidas tardías y tomadas con demasiada prisa».

Los tres gremios del sindicato, CISL, CGIL y UIL, han declarado para ayer y hoy dos horas de huelga en todo el país contra las medidas del Gobie...

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Mientras llueven las protestas de los sindicatos y de la oposición de izquierdas contra las graves medidas económicas tomadas por el Gobierno el domingo pasado, el primer gran industrial privado del país, Giovanni Agnelli, creador del imperio Fiat, ha declarado que estas medidas «no bastan», que podrán al máximo dar ocho meses de oxígeno a la crisis. Se trata, ha añadido el empresario de Fiat, de «medidas tardías y tomadas con demasiada prisa».

Los tres gremios del sindicato, CISL, CGIL y UIL, han declarado para ayer y hoy dos horas de huelga en todo el país contra las medidas del Gobierno y la base aprieta para que se llegue a una huelga general. Pero esta última decisión deberá ser estudiada el día 30 en una reunión unitaria de las tres centrales sindicales.En una conferencia de Prensa ayer, en la que participaron los secretarios genérales de los tres sindicatos, Lama, Carniti y Benvenuto, estos líderes sindicales, que temen una reacción de la base más dura de lo que ellos mismos desearían, han sido prudentes, a pesar de haberse revelado abiertamente en contra de las decisiones del Ejecutivo gubernamental.

El comunista Luciano Lama dijo, por ejemplo, textualmente: « El sindicato no es una fuerza revoltosa y egoísta; comprende los graves problemas que agitan al país y desea participar e intervenir en la gestión de los mismos». No hablaron de huelga general e insistieron en que, en esta hora grave, es importante que el sindicato convoque encuentros con todas las fuerzas políticas para dar vida a una nueva política económica que ponga el desarrollo en el centro de su interés, y junto con el desarrollo, el problema del desempleo y de una dirección política más eficaz.

Pero quizá lo que más está preocupando a todos es que, a pesar de los grandes títulos de los diarios, los primeros sondeos reflejan que la opinión pública «no cree que sea verdad que Italia ha entrado en un proceso irreversible de austeridad en el que tendrá que apretarse el cinturón ».

Un sociólogo, con cierta ironía, ha desempolvado toda una serie de declaraciones antiguas de los políticos que nunca fueron cumplidas, y afirma que ésta es la causa de la incredulidad del público. Algunos ejemplos: ya hace diecisiete años, Aldo Moro, presidente del Gobierno, había dicho al país: «Tenemos que pedir renuncias y paciencia para poder enderezar la economía». Dos anos más tarde, el mismo Moro añadía: «Una política de estabilidad económica supone grandes sacrificios para todos». Emilio Colombo, presidente del Consejo, en 1970: «Presentamos un camino que impone grandes sacrificios económicos». Mariano Rumor, desde la misma cátedra, en 1973: «Tenemos que pedir grandes sacrificios»,. Y al año siguiente: «La situación es tan grave que necesitamos la ayuda de los sacrificios de todos los italianos».

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