Tribuna:

"Gol de Quini"

«Ganará el Barça, y con un gol de Quini». Esta es la última afortunada frase atribuida a Helenio Herrera. Ayer, cuando la plantilla del club se encontraba bajo la fuerte impresión del secuestro de Quin¡, el viejo mago habló del encuentro del próximo domingo, cuya celebración está todavía en el aire, como si nada ocurriera. A Helenio Herrera lo que jamás se le ha negado ha sido su capacidad para preparar psicológicamente a los hombres bajo su mando.Ayer por la mañana, los jugadores barcelonistas sufrieron un impacto más al observar cómo Simonsen llegaba al entrenamiento con una hora de retraso....

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«Ganará el Barça, y con un gol de Quini». Esta es la última afortunada frase atribuida a Helenio Herrera. Ayer, cuando la plantilla del club se encontraba bajo la fuerte impresión del secuestro de Quin¡, el viejo mago habló del encuentro del próximo domingo, cuya celebración está todavía en el aire, como si nada ocurriera. A Helenio Herrera lo que jamás se le ha negado ha sido su capacidad para preparar psicológicamente a los hombres bajo su mando.Ayer por la mañana, los jugadores barcelonistas sufrieron un impacto más al observar cómo Simonsen llegaba al entrenamiento con una hora de retraso. Helenio Herrera puso en funcionamiento todos sus recursos dialécticos para llevar serenidad a sus jugadores.La anécdota más impresionante vivida por el Barcelona con Helenio Herrera se produjo al final de la década de los cincuenta. En aquellas dos temporadas de los cinco títulos, el Barcelona tuvo un regreso de uno de sus encuentros de la entonces Copa de Ferias realmente dramático. El avión se metió en una tormenta, perdió parte de los instrumentos de navegación y el rumbo. En medio de los constantes tumbos, cuando la histeria ya había hecho presa en algunos, cuando la mayoría rezaba entre hipos, Helenio Herrera se puso en pie y, con absoluta naturalidad, se dirigió a sus jugadores y dijo: «Señores: mañana, el entrenamiento a las diez».

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Los jugadores del Barcelona, que últimamente han sido sometidos a fuertes presiones, necesitan más que nunca esas picardías dialécticas del viejo H. H.

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