Repercusión en Madrid de las huelgas de Renfe y controladores aéreos

Los usuarios de Renfe madrugaron más que de costumbre

La huelga de los empleados de Renfe no distorsionó en gran medida la vida de los madrileños y de los residentes en las poblaciones de la periferia de la capital. Tanto los capitalinos como los de las localidades de los alrededores, madrugaron ayer más de lo normal para llegar a sus puntos de trabajo o emplearon otra clase de transporte. No se produjeron incidentes y solamente se notaron mayores afluencias de automóviles por las carreteras de acceso a la ciudad, sin llegar a producir atascos de mucha importancia. La campaña de seguridad que comienzan hoy los trabajadores de Renfe sí puede ocasi...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La huelga de los empleados de Renfe no distorsionó en gran medida la vida de los madrileños y de los residentes en las poblaciones de la periferia de la capital. Tanto los capitalinos como los de las localidades de los alrededores, madrugaron ayer más de lo normal para llegar a sus puntos de trabajo o emplearon otra clase de transporte. No se produjeron incidentes y solamente se notaron mayores afluencias de automóviles por las carreteras de acceso a la ciudad, sin llegar a producir atascos de mucha importancia. La campaña de seguridad que comienzan hoy los trabajadores de Renfe sí puede ocasionar, en cambio, problemas durante los próximos días.A pesar de que durante las dos horas de huelga, de ocho a diez de la mañana, fueron suspendidos unos cien trenes de cercanías y se calcula que estas suspensiones afectaron a cerca de 15.000 personas, Madrid no experimentó ayer caos circulatorio alguno. Los madrileños, quizá un poco acostumbrados a esta clase de conflictos, decidieron levantarse más temprano y adelantar su traslado al trabajo.

Más información

El mayor número de trenes suspendidos cubrían el trayecto de Móstoles hasta Aluche, por Alcorcón. En esta línea, que recoge viajeros de la zona sur de la provincia, quedaron suspendidos medio centenar de convoyes. Según señalaron responsables de la estación de Aluche, se notó una mayor afluencia de viajeros procedentes de Móstoles y zonas intermedias, pero no en forma agobiante. "La gente ya conocía la huelga, ya que este es su tercer día, y ha preferido salir antes de casa", manifestó el jefe de estación.

En la estación de Metro de Campamento, donde normalmente afluyen muchos trabajadores, también de la zona sur, tampoco se notó mayor número de viajeros a las horas de la huelga de Renfe, según los responsables del servicio. Por su parte, en las líneas de transporte de superficie que comunican la zona sur con Madrid fueron empleados mayor número de autobuses, ya que la demanda aumentó considerablemente.

Respecto a los trenes de cercanías de Getafe, Leganés, Pinto, Fuenlabrada y Parla, los viajeros, tanto con destino a Madrid como a los pueblos industriales, decidieron madrugar. De este modo, las estaciones de Atocha y Chamartín estaban semivacías a partir de las ocho de la mañana.

Ninguna reclamación

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En la estación de Atocha, el jefe del servicio de viajeros, tras las dos horas de huelga, no había recibido ninguna reclamación por la suspensión de trenes y no había notado ningún incidente.

En cuanto a las dos horas de huelga vespertina, de 20.00 a 22.00 horas, los problemas fueron menores, ya que son muchos menos los trabajadores que emplean los servicios de Renfe para regresar a sus domicilios o para acudir a trabajos nocturnos.

Pero si ayer no fueron muchos los problemas que esta huelga ocasionó a los madrileños, la situación puede empeorar a partir de hoy, ya que, además de los paros programados para mañana día 30 y para el lunes 2 de febrero, desde las cero horas de anoche y hasta las veinticuatro del lunes, los trabajadores, de Renfe aplicarán la llamada campaña de seguridad, que supone el cumplimiento estricto de normas establecidas en cuanto a mantenimiento de material, carga y descarga y limpieza.

Un buen número de soldados se encontraban atrapados en dichas estaciones en horas en las que debían estar en sus cuarteles respectivos. Algunas personas llegaban poco después de las nueve de la mañana a Chamartín rebotadas del aeropuerto de Barajas, donde no habían podido coger vuelos para sus ciudades. Un señor de unos cincuenta años comentaba con las personas que acudían a los despachos de billetes, cerrados, que llevaba veinticuatro horas intentando viajar desde Sevilla a Barcelona para asistir a un consejo de administración de su empresa. Numerosos emigrantes temían no poder realizar su enlace con los ferrocarriles franceses, ya que el convoy en que debían trasladarse a la frontera llegaría con dos o más horas de retraso. Y en muchos trenes se despachaban los billetes durante el trayecto para evitar retraso en las unidades con salida inmediata a la reanudación del servicio.

Archivado En