Debate sobre las posibilidades municipales de control urbanístico

La posibilidad de que los órganos municipales puedan llegar a controlar el urbanismo que se realiza en las grandes ciudades fue discutida ayer tarde, en el curso de una mesa redonda que, con asistencia de varios urbanistas y arquitectos, se celebró en el Museo Municipal, dentro del ciclo de conferencias y debates organizado con motivo de la exposición de las 129 ideas presentadas al concurso corivocado en su día para decidir qué proyecto sería el aceptado para el centro cívico de La Vaguada del barrio del Pilar.Eduardo Mangada, responsable de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, defendió la t...

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La posibilidad de que los órganos municipales puedan llegar a controlar el urbanismo que se realiza en las grandes ciudades fue discutida ayer tarde, en el curso de una mesa redonda que, con asistencia de varios urbanistas y arquitectos, se celebró en el Museo Municipal, dentro del ciclo de conferencias y debates organizado con motivo de la exposición de las 129 ideas presentadas al concurso corivocado en su día para decidir qué proyecto sería el aceptado para el centro cívico de La Vaguada del barrio del Pilar.Eduardo Mangada, responsable de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, defendió la teoría de que los municipios deben ser los que hagan posibles las realidades urbanísticas de las ciudades. Si el control efectivo hubiera estado a tiempo en manos del Ayuntamiento, éste hubiera podido evitar el «engendro» urbanístico que la especulación hizo en la zona norte de la ciudad.

Sin embargo, rebatió la idea defendida por el delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona según la cual el municipio no está más que para reparar los baches que la ciudad pueda producir.

Para Oriol Bohígas, responsable del urbanismo municipal de la Ciudad Condal, «la izquierda se ha equivocado al quedarse con la competencia urbanística, porque no sirve para nada». Según el señor Bohígas, «el urbanismo no ha existido nunca en Barcelona, a pesar de los 10.000 expedientes en tramitación que hoy hay en el Ayuntamiento».

Puso como ejemplo el paseo de Gracia barcelonés, en el que las obras realizadas hace poco tiempo lo fueron sin contar más que con un diseño de circulación -«allí no se veía más que por donde tenían que pasar los coches»-, en tanto que el resto correspondía exclusivamente a improvisaciones ornamentistas para las bocas del Metro o para los parterres libres.

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