Cartas al director

Censura cinematográfica

La Asamblea de Cineastas Asturianos (Adeca), ante los continuados ataques, más o menos solapados, a la integridad de las películas emitidas ambas por canales de TVE -en los últimos meses han sido víctimas de la voraz tijera filmes tan diferentes como Cleopatra, Camelot, Punto límite 0, Nicolás y Alejandra, Carne viva y Coraje, sudor y pólvora-, ha resuelto enviar una nota informativa a la Comisión Internacional de los Derechos Humanos y a la Motion Pictures de América.Quiere poner de manifiesto, en primer lugar, la total desconsideración del departamento de Televisión de programas cinem...

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La Asamblea de Cineastas Asturianos (Adeca), ante los continuados ataques, más o menos solapados, a la integridad de las películas emitidas ambas por canales de TVE -en los últimos meses han sido víctimas de la voraz tijera filmes tan diferentes como Cleopatra, Camelot, Punto límite 0, Nicolás y Alejandra, Carne viva y Coraje, sudor y pólvora-, ha resuelto enviar una nota informativa a la Comisión Internacional de los Derechos Humanos y a la Motion Pictures de América.Quiere poner de manifiesto, en primer lugar, la total desconsideración del departamento de Televisión de programas cinematográficos, de las diversas llamadas telefónicas de protesta realizadas en defensa de la libertad de expresión -derecho humano fundamental si se está en un régimen de auténtica democracia-, a la vez que constata el hecho de que los partidos políticos que tratan de fiscalizar la futura actuación de Prado del Rey guarden silencio sobre este punto.

Y es que la censura, contrariamente a lo que dicen nuestros hombres públicos, no sólo no se ha ido, sino que, en muchos casos, se ha hecho más feroz y alevosa que en la posguerra. El ciclo Marilyn Monroe, por ejemplo, está sufriendo amputaciones inexistentes en los años cincuenta -como dato curioso, Me siento rejuvenecer, filme tolerado en el momento de su estreno, fue clasificado para mayores de catorce años en su reciente pase televisivo.

Por otra parte, los «arreglos de La gran esperanza blanca y El valle del fugitivo -anunciada ésta en los avances como un mero western- llevan, inevitablemente a la conclusión de que el tema racial, a no ser que sea tratado desde una óptica convencional y reaccionaria y, por tanto, falsa. Raíces cuenta con pocas simpatías entre los responsables de las 625 líneas nacionales -los cuales, a decir verdad, siguen criterios claramente racistas en múltiples ocasiones-.

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Queda confirmado: la desaparición del programa La clave no fue producto de la casualidad. / en representación de la Adeca.

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