La entrada de Grecia en la Comunidad Económica Europea puede dificultar el ingreso de España

La incorporación de Grecia como décimo país miembro de la Comunidad Económica Europea (CEE), que será efectiva a partir del próximo primero de enero, añadirá una nueva dificultad a las negociaciones hispano-comunitarias. El Gobierno de Atenas ha anunciado ya que respaldará la adhesión de España en el calendario previsto, «siempre que la adhesión no perjudique nuestros intereses». Y cualquier observador sabe muy bien que la agricultura española es un fuerte concurrente no ya de la agricultura griega, sino de la de Chipre, un país tercero, con el que Atenas mantiene, por razones obvias, relacion...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La incorporación de Grecia como décimo país miembro de la Comunidad Económica Europea (CEE), que será efectiva a partir del próximo primero de enero, añadirá una nueva dificultad a las negociaciones hispano-comunitarias. El Gobierno de Atenas ha anunciado ya que respaldará la adhesión de España en el calendario previsto, «siempre que la adhesión no perjudique nuestros intereses». Y cualquier observador sabe muy bien que la agricultura española es un fuerte concurrente no ya de la agricultura griega, sino de la de Chipre, un país tercero, con el que Atenas mantiene, por razones obvias, relaciones muy especiales.El toque de atención ha sido dado ayer en Bruselas por el ministro de Asuntos Exteriores chipriota, Nicos Rolandis, quien ha señalado que el ingreso de España perjudicará sus exportaciones hacia el Mercado Común. Nicosia vende a los nueve legumbres, fruta y vino, tres productos «malditos» para los que la CEE busca desesperadamente una solución antes de la ampliación a doce. A las presiones de Francia -el gran productor agrícola de la CEE- habrá que sumar ahora las de Grecia, como portavoz interpuesto de los países mediterráneos terceros y, muy especialmente, de Chipre.

Rolandis recordó que el mercado inglés está ya casi saturado en lo que a vino se refiere y exigió que los productos chipriotas puedan acceder a los nueve exentos de todo impuesto aduanero, es decir, en las mismas condiciones en que accederán, un día bastante lejano, los españoles.

La CEE, por el momento, no parece dispuesta. a satisfacer a Nicosia, pero no oculta a sus interlocutores españoles que el «respeto» a los derechos adquiridos por países mediterráneos terceros -Israel, Marruecos, Túnez y Chipre, especialmente- será un factor decisivo en el ritmo de la negociación y en el contenido del tratado de adhesión.

La difícil posición griega -obligada a defender los intereses de una isla por la que ha llegado incluso a empuñar las armas- quedó también de manifiesto en una reciente reunión de directores generales de Agricultura. Un periódico ateniense adelantó que Grecia podía hacer un frente común con Francia para ayudar a retrasar la adhesión de España más allá, incluso de 1984. El desmentido oficial del Gobierno Rallis fue inmediato; pero Atenas no tiene reparos en confirmar que, una vez sentada a la mesa de Bruselas, hará valer los intereses de sus amigos chipriotas.

Archivado En