La Asamblea atlántica, a favor de la cooperación antiterrorista

La Asamblea del Atlántico Norte, integrada por parlamentarios de los quince países miembros de la OTAN, aprobó ayer una resolución en la que pide al Consejo Atlántico que ponga a disposición de los respectivos Gobiernos sus mecanismos de consulta y cooperación con vista a lograr una lucha más eficaz y coordinada contra los grupos terroristas, tanto «regionales» como «internacionales».La resolución afirma que se registra un incremento de las acciones terroristas en los países miembros de la OTAN y que para luchar contra ellas es imprescindible que los Gobiernos actúen conjuntamente, facilitándo...

La Asamblea del Atlántico Norte, integrada por parlamentarios de los quince países miembros de la OTAN, aprobó ayer una resolución en la que pide al Consejo Atlántico que ponga a disposición de los respectivos Gobiernos sus mecanismos de consulta y cooperación con vista a lograr una lucha más eficaz y coordinada contra los grupos terroristas, tanto «regionales» como «internacionales».La resolución afirma que se registra un incremento de las acciones terroristas en los países miembros de la OTAN y que para luchar contra ellas es imprescindible que los Gobiernos actúen conjuntamente, facilitándose información y logrando una buena colaboración en materia jurídica y judicial. Los parlamentarios piden que la investigación sobre estos grupos violentos no se quede en las apariencias, sino que, bienal contrario, se busque detrás de cada acto de terrorismo sus apoyos financieros.

El acuerdo de la Asamblea del Atlántico Norte, que es un organismo completamente independiente de la OTAN y cuyas resoluciones carecen de poder vinculante, expresa también su preocupación por el renacimiento de la ideología antisemita, y pide que se promulguen las leyes necesarias para impedir la extensión de esta forma de intolerancia e incitación al odio racial.

Aunque la asamblea atlántica no puede tratar de cuestiones ajenas al ámbito de la OTAN, los parlamentarios solicitan una mayor cooperación con «países terceros», sobre todo para evitar los ataques, cada día más numerosos, dicen, contra personal diplomático. En este sentido piden también a sus respectivos Gobiernos que firmen la convención internacional contra el secuestro (Nueva York, 1979) y que presionen a otros países a fin de que la convención pueda entrar en vigor tan pronto como sea posible.