Cartas al director

Guerra informativa

La guerra irano-iraquí, que el pasado día 22 cumplió su primer mes de existencia, se ha caracterizado desde su inicio por el uso y abuso de los medios de comunicación.Los Gobiernos de Irak e Irán, en su afán por convencer a la opinión pública internacional de las «justas razones» que les llevaron a la guerra, no han dudado en manipular la información hasta el punto de sembrar el caos informativo. La avalancha de comunicados v contracomunicados que, sobre los mismos acontecimientos bélicos, ofrecen los medios de comunicación de los dos países contrincantes no puede ser debida más que a la tergi...

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La guerra irano-iraquí, que el pasado día 22 cumplió su primer mes de existencia, se ha caracterizado desde su inicio por el uso y abuso de los medios de comunicación.Los Gobiernos de Irak e Irán, en su afán por convencer a la opinión pública internacional de las «justas razones» que les llevaron a la guerra, no han dudado en manipular la información hasta el punto de sembrar el caos informativo. La avalancha de comunicados v contracomunicados que, sobre los mismos acontecimientos bélicos, ofrecen los medios de comunicación de los dos países contrincantes no puede ser debida más que a la tergiversación, intencionada de esos mismos acontecimientos, es decir, a la manipulación política de los medios de comunicación.

El primer ministro iraní, Alí Radjai, harto ya de esta «guerra informativa» (que, por desgracia, no es meramente informativa, puesto que: la pura información nunca derrama sangre), ha tenido la valentía de proponer la utópica idea de un «duelo televisado», tras el cual «los pueblos de Irán e Irak decidirían la suerte de este conflicto». Evidentemente, este duelo y el posterior referéndum no se van a llevar a cabo, porque, de efectuarse, el pueblo, que es el que verdaderamente siente en su carne los estragos de la guerra («la guerra es la lucha entre personas que no se conocen en favor de personas que se conocen, pero que no luchan»), apuesta siempre por la paz, pues no le interesa ni entiende las «justas razones» de Estado que les llevan a la guerra.

Si los Gobiernos de Irán e Irak tuvieran la valentía de utilizar los medios de comunicación para dejar hablar al pueblo, el mundo presenciaría la primera paz informativa de la historia. /

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