Los obreros de Fiat inician una huelga en protesta por los despidos

Todos los obreros de Fiat iniciaron ayer una huelga de tres horas, convocada por los sindicatos, como primer acto de pro testa ante la negativa de la empresa a sus reivindicaciones. Pero ya en la tarde y en la noche del miércoles, en cuanto llegó la noticia de la ruptura de las negociaciones entre los dirigentes de Fiat y los sindicatos metalúrgicos, la situación se hizo muy tensa.

Tanto en los establecimientos de Rivalta como en Mirafiori se organizaron espontáneamente grupos de debate, y 5.000 obreros consigueron dejar la fábrica y salir a la calle con su bandera para «llevar la p...

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Todos los obreros de Fiat iniciaron ayer una huelga de tres horas, convocada por los sindicatos, como primer acto de pro testa ante la negativa de la empresa a sus reivindicaciones. Pero ya en la tarde y en la noche del miércoles, en cuanto llegó la noticia de la ruptura de las negociaciones entre los dirigentes de Fiat y los sindicatos metalúrgicos, la situación se hizo muy tensa.

Tanto en los establecimientos de Rivalta como en Mirafiori se organizaron espontáneamente grupos de debate, y 5.000 obreros consigueron dejar la fábrica y salir a la calle con su bandera para «llevar la protesta fuera de la fábrica» y para unirse con los compañeros de la empresa Indesit, que desde hace meses presidían la fábrica ante la amenaza de 11.000 despidos.Los trabajadores de Fiat se manifestaban con gritos de « i Danzica, Danzica! », y afirmaban que, como los obreros polacos, estaban dispuestos a resistir sin quebrarse. Decían que ellos no iban a poner en la puerta de la fábrica la fotografía del papa Woityla y menos la de Cossiga: «Si acaso, pondremos la de Pertini», decía uno de los que más gritaban.

En las discusiones de grupos de obreros, a los que se mezclaban las mujeres, todas de origen meridional, se decía: «Nos trajeron aquí hace trece años y nos pidieron. que dejáramos nuestras tierras y nuestra pobreza. Ahora que les va mal a ellos, ¿qué debemos hacer? ¿Volver derrotados a nuestra miseria de origen?».

En Roma, la noticia de la ruptura de las negociaciones llegó como una bomba. Precisamente en el momento en el cual el Gobierno estaba logrando llevar adelante el decreto anticrisis y el nuevo libro de la programación económica. Desde ayer, en Roma, los encuentros entre sindicatos nacionales y Gobierno son febriles, mientras Fiat ha anunciado que, rotas las negociaciones, se siente libre de dar cauce a los despidos.

Ayer se aseguraba que estaban ya preparando 12.000 cartas a otros tantos trabajadores. Todos del Norte. Y por eso Turín está en ascuas. Los sindicatos no han querido aceptar la movilidad externa, porque, al contrario de Fiat, afirman que Turín no puede absorber en este momento, en otras fábricas, a los 12.000 despedidos de Fiat, ya que todas las empresas están más o menos en crisis.

Por ahora, el ministro del Trabajo, Foschi, ha apoyado a los sindicatos diciendo que el Gobierno no aceptará los despidos; pero se trata, al mismo tiempo, de no recrudecer la lucha y se hacen votos para que Fiat acepte otras soluciones alternativas.

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