Una respuesta de guerra

¿Faltaba algo más para instalarnos en esta evidencia, menos sobrecogedora que moralmente repulsiva, de que nos encontramos en una guerra; en una guerra revolucionaria que nos hace el terrorismo? Han caído ya, desde mucho tiempo atrás, generales, jefes y oficiales de nuestro Ejército. También han caído soldados sin grado, españolitos de a pie, tan servidores como los generales, jefes y oficiales de unos mismos ideales de honor y de patria. La muerte iguala a los humanos y la sangre a los soldados.Pero lo que resulta especialmente duro de soportar a los soldados, ,con grado o sin él, es esa guer...

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¿Faltaba algo más para instalarnos en esta evidencia, menos sobrecogedora que moralmente repulsiva, de que nos encontramos en una guerra; en una guerra revolucionaria que nos hace el terrorismo? Han caído ya, desde mucho tiempo atrás, generales, jefes y oficiales de nuestro Ejército. También han caído soldados sin grado, españolitos de a pie, tan servidores como los generales, jefes y oficiales de unos mismos ideales de honor y de patria. La muerte iguala a los humanos y la sangre a los soldados.Pero lo que resulta especialmente duro de soportar a los soldados, ,con grado o sin él, es esa guerra gota a gota que el terrorismo hace a la paz y a la libertad de sus compatriotas, a la integridad física y a la unidad de la nación española. (...)

La muerte de un soldado en acción de guerra es como una muerte fraccionada que se infiere a toda la nación; aunque es también como una expectativa y como una siembra de victoria. La muerte de un soldado no puede quedar estéril por vía de la lenidad de los políticos todos en la respuesta a la guerra terrorista. Y tanto existe lenidad cuando la respuesta no aparece como cuando la respuesta dada no ofrece proporcionalidad cualitativa con el hecho terrorista.

, 30 de julio

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