Aparece apuñalado un anciano en un incendio

Los bomberos que acudieron el pasado martes a sofocar un incendio que se había declarado en el sótano de la finca número 25 de la calle de Orense, de Madrid, encontraron en su interior un anciano moribundo, que había recibido una puñalada en el corazón. Se trataba de Miguel Riera Alvarez-Campana, de 73 años de edad, dueño del taller de reparaciones de electrodomésticos que existe en el edificio. La víctima, que murió poco después, a pesar de los esfuerzos realizados por los bomberos para reanimarle, era el padre de Manuel Riera García de la Noceda, que el pasado 6 de mayo resultó muerto en ext...

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Los bomberos que acudieron el pasado martes a sofocar un incendio que se había declarado en el sótano de la finca número 25 de la calle de Orense, de Madrid, encontraron en su interior un anciano moribundo, que había recibido una puñalada en el corazón. Se trataba de Miguel Riera Alvarez-Campana, de 73 años de edad, dueño del taller de reparaciones de electrodomésticos que existe en el edificio. La víctima, que murió poco después, a pesar de los esfuerzos realizados por los bomberos para reanimarle, era el padre de Manuel Riera García de la Noceda, que el pasado 6 de mayo resultó muerto en extrañas circunstancias cuando explosionó un bote de pólvora en el momento en que se encontraba cargando unos cartuchos de caza en la cocina de su casa. (Véase EL PAIS de 7 de mayo pasado.)En un principio se estimó que la muerte había sido producida por asfixia, ocasionada por los humos del incendio, pero los funcionarios de policía, que fueron llamados por los bomberos, comprobaron la herida hecha probablemente por un cuchillo que se encontró ensangrentado en el local. Asimismo se cree que el incendio fue provocado, ya que, según parece, se inició por tres puntos distintos.

Según manifestó el portero de la finca, que se negó a facilitar más información, en el momento de producirse el incendio se encontraban en el local siniestrado la esposa de la víctima y la empleada del establecimiento, que abandonaron el lugar ante, la humareda ocasionada por el incendio. Las dos mujeres consiguieron alcanzar el portal ilesas, pero Miguel Riera permaneció allí hasta que lo encontraron los bomberos.

Poco después, varias personas que acudieron al local para intentar ayudar en lo posible, ante lo alarmante de la situación, se encontraron con que la puerta del taller, por la que acababan de salir la esposa de la víctima y la empleada, estaba cerrada. Al poco tiempo llegaron los inspectores del Cuerpo Superior de Policía, que, tras informarse de lo ocurrido, decidieron interrogar a las dos mujeres mencionadas, a las que trasladaron a la comisaría.

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