Entrevista:

La Europa del Sur debe imponer su propio modelo de desarrollo económico frente a la dominación del Norte

Acaba de aparecer en Francia el primer estudio global, es decir, político, económico, cultural, social y militar, de lo que pudiera significar la integración de Europa del Sur o mediterránea en la construcción europea. Mañana el Sur es el título del libro que lleva por subtítulo el ambicioso eslogan «Escenario para Europa». Su autor, Philippe Mano, investigador en los servicios de la Ordenación del Territorio, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, periodista y escritor, colabora activamente en Intercambios Mediterráneos, organismo ubicado en Marsella y destinado al establecimiento y d...

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Acaba de aparecer en Francia el primer estudio global, es decir, político, económico, cultural, social y militar, de lo que pudiera significar la integración de Europa del Sur o mediterránea en la construcción europea. Mañana el Sur es el título del libro que lleva por subtítulo el ambicioso eslogan «Escenario para Europa». Su autor, Philippe Mano, investigador en los servicios de la Ordenación del Territorio, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, periodista y escritor, colabora activamente en Intercambios Mediterráneos, organismo ubicado en Marsella y destinado al establecimiento y desarrollo de todo tipo de lazos entre las regiones mediterráneas.

En opinión de Mano, la ampliación del Mercado Común y más especialmente, la adhesión española, sólo será benéfica el día en que la Europa del Sur, frente a la dominación total de la Europa del Norte, imponga su propio modeIo de desarrollo económico, fundado en todas sus especifidados y posibilidades.La crisis que actualmente. vive el Mercado Común, acentuada por la pausa comunitaria giscardiana, confiere a Mañana el Sur la sustancia y el peso de una bomba que atenta contra todos los discursos europeos tradicionales, fundados en una batalla de puros intereses económicos, de la que siempre sale vencedor el más rico y perdedor el más pobre.

«Los fenómenos sociales no pueden explicarse solamente por medio de estadísticas. Ni a través de las teorías económicas, marxistas o no. Ni por la palabra o las matemáticas. La vida es algo mucho más profundo que todo eso. El saber occidental, desde hace veinticinco siglos, intenta ver el mundo. Sin embargo, el mundo no se le ve, sino que se le oye. No se puede leer, hay que escuchar». Con esta leyenda del libro Ruidos, del economista y sociólogo francés Jacques Attali, el autor de Mañana el Sur inicia su viaje a través de los países del Sur.

'¿Que es la Europa del sur?'

Su primer capítulo está dedicado a escuchar a Cataluña, en Barcelona, el 11 de septiembre de 1977, día de la Diada. Pero es el propio autor, Philippe Mano, quien se explica sobre el quid de su obra: «En primer lugar hay que preguntarse qué es Europa del Sur. Hasta la fecha, no es más que una Europa del Norte retrasada. La imagen del Sur se define respecto al Norte rico y superior. El sur mediterráneo es sinónimo de terrorismo, de juerga mafia, violencia, picaresca. El Mercado Común no ha hecho más que acentuar ese cliché. «Al cabo de veinticinco años de CEE, a pesar de las estipulaciones del Tratado de Roma, los únicos movimientos de ideas y de hombres entre los países comunitarios se reducen a los turistas que bajan al Sur y a la mano de obra que sube al Norte. Por ello,. Europa del Sur debe reivindicar y realizar su identidad económica, social, política, militar y negociarlas con el Norte. En caso contrario, dentro de veinte años habrá sido uniformizado por el modelo americano, a través de los países del Norte, y esto, claro, en beneficio de estos últimos.

EL PAIS pudo hablar con Mano acerca de su último libro.

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Hay que reivindicar la foma de vivir del Sur'

Pregunta. ¿Por dónde hay que empezar para hacer creíble esa Europa mediterránea, capaz de ofrecerle una alternativa a esta Europa occidental en crisis?

Respuesta. Esa es la trama de mi libro. Pero de entrada subrayo algo esencial: es menester deshacer la imagen de una Europa del Sur integrada por países y regiones que se saldan de manera permanente,. Las élites intelectuales del Sur han contribuido a desvalorizar su propia civilización, impregnadas por las culturas dominantes del Estado francés y la anglosajona. Por ello es capital una toma de conciencia a nivel intelectual para reivindicar una cultura, una civilización, una manera de vivir propias del Sur y que, acto seguido, pueden proponer un modelo nuevo de desarrollo. Y ahora es el momento, porque la Europa dominante actual no ofrece un proyecto europeo específico. El ejemplo del turismo, como imagen de Europa del Sur, es el más tangible. Eso es catastrófico. Hay que terminar con esa etiqueta, promoviendo un renacimiento cultural propio. El fallo de la CEE es cultural. La Comunidad se ha hecho sin cultura. Esta cultura, vivible por ser propia, es la primera aportación de Europa del Sur a la realización comunitaria.

'Las regiones pobres se han hecho más pobres'

P. Dice usted en su libro que los veinticinco años de CEE han servido para probar que el Sur, económicamente, continúa siendo pobre y que a los nuevos candidatos les ocurrirá igual.

R. No solamente eso, como lo explico con datos oficiales, sino que jamás Europa del Sur, en el marco de las estructuras actuales del Mercado Común, cubrirá el retraso que la separa de la Europa del Norte. Eso se ve claro al estudiar los dos problemas esenciales de los países del Sur: la agricultura y el desequilibrio regional. No hay más que ver, un cuarto de siglo después, para qué les han servido a las regiones del Sur francés e italiano la. política agrícola común y el «equilibrio del desarrollo de las regiones» que establece el Tratado de Roma.

Esas regiones pobres se han hecho más pobres y no existe ni un solo índice que haga pensar que se modificará esa lógica, impuesta por Europa del Norte y por el Estado francés, que es nórdico.

Y el día que España ingrese en la CEE, le ocurrirá otro tanto.

P. ¿Qué estrategia preconiza usted para realizar el proyecto de Europa del Sur?

R. No puede haber política regional y agrícola común si no existe una política global del sur de Europa para imponerla en Bruselas. Para ello todas las regiones desfavorecidas encontrarán alianzas, a nivel de sindicatos, de organismos regionalistas, de fracciones de los partidos políticos de izquierdas. Esta iniciativa tiene que venir de esas regiones del Sur, porque los Estados son esclavos del modelo dominante, el nórdico.

'Los países mediterráneos deben defender su mar'

P. ¿No cree usted que el gran plan del suroeste-francés tiende a favorecer ese desarrollo regional de las periferias pobres?

R. Dicho plan es como echar una gota de agua al mar. No existe en ese plan ningún elemento real para creer que va a resolver el problema del suroeste francés. Es un proyecto forzado por la situación catastrófica de la región y por las elecciones presidenciales. Por otra parte, mientras no se proceda a un mínimo de descentralización del poder, no es posible el desarrollo de esas regiones.

P. En el plano militar, ¿es posible también una defensa propia del sur de Europa?

R. Sin duda alguna. Como intento evidenciar en mi estudio, los países mediterráneos pueden crear una defensa que asegure la paz en esta región y, con ello, inutilizar la presencia de las dos flotas que hoy custodian el Mediterráneo, es decir, la soviética y la americana, que, naturalmente, nos defienden en función de sus intereses mundialistas. Este aspecto es esencial, para ligar con la otra ribera del Mediterráneo, con Oriente Próximo. Hoy no existe diálogo euroárabe, sino diálogo de algunos países potentes europeos con otros países poderosos árabes, pero el mundo árabe no espera más que una Europa del Sur que le tienda la mano y esto sería beneficioso en todos los órdenes para las dos regiones.

P. ¿Qué habría que hacer hoy para poner en marcha la Europa del Sur?

R. Plantear el problema a todas las fuerzas regionalistas, políticas o no, para elaborar una estrategia global y común. España, por todas las razones que coinciden en estos momentos, sería la indicada para lanzar la iniciativa.

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