Cartas al director

La "supuesta violación" de una actriz

Soy actriz. Es mi profesión y mi orgullo que, a veces, tiene casi carácter de desafío, pues cada vez hay que tener más valor para seguir siéndolo.Y estoy indignada por cada detalle de este asunto.

Si la señora «supuestamente violada» hubiera sido comadrona, secretaria, modista, etcétera, ¿se daría publicidad a su profesión? ¿No pesó en el ánimo de quienes juzgaron el caso, la profesión, tan injusta e indignamente desacreditada, de esta señora?

Alguien, que no sea un fanático machista y se obceque en no ver la verdad, ¿puede creer que una prostituta pone una denuncia en la comisar...

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Soy actriz. Es mi profesión y mi orgullo que, a veces, tiene casi carácter de desafío, pues cada vez hay que tener más valor para seguir siéndolo.Y estoy indignada por cada detalle de este asunto.

Si la señora «supuestamente violada» hubiera sido comadrona, secretaria, modista, etcétera, ¿se daría publicidad a su profesión? ¿No pesó en el ánimo de quienes juzgaron el caso, la profesión, tan injusta e indignamente desacreditada, de esta señora?

Alguien, que no sea un fanático machista y se obceque en no ver la verdad, ¿puede creer que una prostituta pone una denuncia en la comisaría porque le han pagado poco? ¿Aún este viejo, viejísimo truco, es válido?

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Me parece muy bien. Los «jóvenes» (no me refiero a la juventud; es que a éstos les llaman así, no por sus profesiones, en la nota de Prensa) se estarán riendo ahora, seguros de su «vía libre». ¿Cómo iban a tomar en serio a una actriz? Con quién están emparentados estos «jóvenes»?

Los señores de la Sección Cuarta le la Audiencia de Barcelona no piensan que hoy mismo pueden supuestamente violar» a alguna mujer de su familia. Claro que ellas no estarán a esas horas en la calle, apoyadas en una columna; ni siquiera, acompañadas de su marido.

Soy actriz. A esas horas se sale de trabajar en un café-teatro, de rodar una sesión de cine o publicidad, de ensayar, de un café donde se reúna a profesión y se pueda lograr un contrato. Se llevan tacones, se está tendida, se ha tenido que sonreír y estar radiante, sin ganas, se espera in taxi o el búho. Muchas noches estoy a esa hora en, la calle, y sin marido.

Si vemos a un hombre con mono apoyado en una columna: está cansado. Si a una mujer, es una puta. Claro, la actriz estaría maquillada: es su herramienta.

Pero, señores «decentes»: a esas horas hay mujeres que vienen o van de muchos trabajos, enfermeras, camareras, señoras de la limpieza. Hay mujeres que buscan una farmacia de guardia, hay mujeres que pueden huir de una situación insostenible en su casa y hasta, si éste fuera un mundo de seres civilizados, podría haber mujeres que salieran a disfrutar de un paseo de noche, ¡tan agradable!, si nos dejarán, tan normal para los hombres.

¿Tendremos las actrices, las mujeres que trabajan de noche, las personas, en general, que salen de noche, que autodefendernos? Estas cosas engendran el odio, la violencia de la contraviolencia.

No se tiene derecho a cerrar los ojos y tomar a chacota de «tasquita» algo tan respetable.

Y, además, los señores que hacen las reglas, le quitan, cada día más, su puesto al perro. Con él se podría ir segura a todas partes, pero el perro es ofensivo para esos «jóvenes», que sí que no deberían tener sitio entre las personas. / De la Asociación de Actores.

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